En el acumulado al segundo trimestre de 2023, el PIB del cultivo permanente de café descendió en 0,5% explicado por el comportamiento de tres variables fundamentales: exportaciones que descendieron en un 17%; caída de los precios de referencia internacional (dólares por libra) que fue del 25,8% y el descenso de la producción interna que fue del 6,6%. Este último explicado por el impacto de las lluvias del cierre de 2022, los altos precios de abonos como la urea, las alteraciones de orden público, el estado de las vías y el envejecimiento de los cultivos de café en el país; que en conjunto generaron un desempeño desfavorable para el sector.
En el extremo positivo, queda el aumento de la superficie sembrada con café que fue del 0,3% en 2022 y las decisiones de instituciones como la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) y el Gobierno Nacional, que, conociendo la difícil coyuntura y la incertidumbre sobre el futuro próximo del sector, sobre todo en previsión de precios, entraron a intervenir para fortalecer y garantizar su sostenimiento a través de la política de austeridad en la FNC, y el apalancamiento económico en la renovación de cafetales y subsidio vía tasas de interés en créditos agropecuarios desde el Gobierno Nacional.