Todos hemos visto como desde la entrada de la pandemia, hasta la actualidad, muchos bienes escasearon o sus precios incrementaron considerablemente; lo que se acuñó como crisis de los contenedores, crisis de los chips o semiconductores e incluso crisis alimentaria. El trasfondo de estas situaciones está en las vulnerabilidades de la cadena de suministro global.
A las tensiones geopolíticas hay que sumarle desastres naturales, entrada de crisis financieras, ciberataques y nuevos requerimientos regulatorios que generarán nuevas disrupciones en las cadenas de suministro.
Con todos estos elementos en frente, un objetivo a largo plazo para las organizaciones tendrá que ver con tener un proceso de compras sostenible y una cadena de suministro resiliente (Del Offshoring al Nearshoring, la Oportunidad Logística para Colombia).
Para lograr esa resiliencia, McKinsey recomienda:
o Contar con un equipo cross funcional que coordine y administre proactivamente respuestas frente a los hechos que enfrenta.
o Simular los efectos de cambios en los sitios de producción – relocalización.
o Examinar los riesgos de la cadena de proveedores (laborales, abastecimiento de materia prima, capacidad de producción y capacidad de entrega).
o Considerar nuevos proveedores, rediseñar redes de contacto, ajustar los objetivos de inventario, mantener stocks de seguridad y abastecerse local o regionalmente.
o Incrementar el suministro y recepción de datos con proveedores (Sectores que más Lento les Pagaron a sus Proveedores en 2021).
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