¿Qué es la corrupción? Una definición comúnmente aceptada de corrupción es aquella que le cataloga como una conducta en la cual se permite el beneficio privado a través del desvió de recursos. Según el profesor Samuel Huntington, este fenómeno, existente en todas las sociedades y visiblemente más común en unas sobre otras, es producto de la ausencia de una institucionalidad política, en el cual las organizaciones suelen presentar grandes debilidades. Así mismo, la corrupción ha sido asociada a la evolución de las sociedades, periodos en los cuales los valores tradicionales pierden vigencia y los nuevos no logran ser asimilados en su totalidad, lo que permite que un sinnúmero de conductas terminen por ser aceptadas.
Fuente: Pixabay
El fenómeno de la corrupción suele ser altamente complejo de estudiar, por su naturaleza misma, sin embargo Transparencia Internacional (TI) es una ONG que ha estado encargada de hacer seguimiento de la evolución y comportamiento de esta en diferentes nacionalidades. Para dicha organización el fenómeno de la corrupción se ha hecho cada vez más crítico en el mundo; el 2016 fue un año álgido en temas de corrupción, el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI), evidenció que el 69% de la muestra de 176 países se ubicaron en altos niveles, siendo mayor el número de países en ascenso que en descenso.
En Colombia el país se ubicó en el puesto 90, en el cual la puntuación que va de 0 (más corrupto) a 100 (menos corrupto) el país se ubicó por debajo de la media con 37 puntos, en gran parte gracias a la afectación que sufre la gestión pública en las tres ramas del poder. La entidad ha llamado a depurar los organismos de control, combatir la corrupción del sector privado y a definir políticas y medidas explicitas para el posconflicto, en el caso colombiano particular.
Los causantes de dicho fenómeno sigue siendo objeto de discrepancia entre quienes se dedican a investigar acerca de él. TI ha hecho un llamado frente a la desigualdad social que enfrentan diferentes países en el mundo, como causante del revuelo que se presenta en la actualidad; la desigualdad es un fenómeno que, como reparto desigual de la riqueza y el poder, permite a los más ricos aprovecharse de las instituciones, por medio de la influencia política y económica que se ejerce, en detrimento del bien común o social, lo que finalmente se traduce en violación de derechos humanos, freno al desarrollo económico y la exclusión social.
Algunos hechos externos que contribuyen a que se gesten este tipo de conductas son la discrecionalidad en el actuar de los funcionarios públicos y privados, el monopolio que se tiene frente a la prestación de una amplia canasta de bienes, las limitaciones a la libertad de expresión, las fallas en los sistemas de control y en general la baja sanción social que se hace frente a este tipo de individuos.
Bajo este panorama, se hace necesario verificar si realmente el problema de la corrupción nos atañe como sociedad, o en qué medida es un fenómeno cultural e intrínseco al ser humano, involucrado directamente con la concepción ética y moral de cada individuo. La carencia de una conciencia social y la formación personal son factores que inciden de manera directa sobre dicho fenómeno, en el cual la ambición de poder y dinero son determinantes en la perpetración de la corrupción. Bajo esta perspectiva, a pesar del cambio cultural, la transformación de valores es un hecho que es indiscutiblemente en el tiempo, por lo que los derechos no pueden ser objetados o ser tratados de manera subjetiva
Desde la psicología, la falta de desarrollo moral es el único causante de que las personas, sin necesidades materiales aparentes, se vean involucradas en actos fraudulentos, guiados por el individualismo. Todo ello sin apuntar a que la corrupción sea catalogada como una enfermedad, dada la conciencia generalizada de los actos que suelen presentarse en estos individuos, lo que les hace responsables de sus actos.
El trastorno de personalidad por el que puede ser catalogado este accionar, apunta a que no sea la corrupción la conducta en sí que se genera, sino más bien es heredado la predisposición a ser corrupto, frente al entorno en el que se desarrolla y se adquiere conciencia, que sirve como medio de cultivo al cometer actos de corrupción, una vez se adquiere algún tipo de poder de decisión.
De este modo, el que en Colombia se generen hechos como los carteles de la hemofilia, enfermos mentales, papel higiénico, pañales, cemento, la contratación de los proyectos 4G de Odebrecht, el desfalco a la salud y alimentación de los niños de La Guajira, no pueden ser juzgados solamente por el sistema judicial en el cual se encuentra adscrito el país, o la ya perpetrada desigualdad económica. Todos estos actos de corrupción deben ser evaluados desde una perspectiva mucho más humanista en las cual, para entidades como la Fundación Universitaria del Área Andina, el proceso formativo es clave y crucial para el desarrollo de un adecuado comportamiento ético, moral y solidario de las personas en la sociedad y en la economía; conocer la realidad y el compromiso social de cada uno en el ámbito de desempeño profesional, permite una formación que trasciende a lo técnico y que apunte a la búsqueda de soluciones conjuntas y no a la generación de mayores problemas.
Artículos relacionados:
Las Aseguradoras; en la Mira por Auge de Corrupción
Sancho BBDO. Otro implicado en el caso Odebrecht
La Corrupción en Colombia, una Mirada desde la Teoría Económica del Crimen