Desde la posesión del presidente Juan Manuel Santos, y luego del intento de convertir la construcción el sector encargado de jalonar la economía nacional, despuntó el que realmente se convertiría en el mayor representante de crecimiento: el sector agropecuario. Este mismo, aunque afectado por algunas condiciones, creció 4,9% en 2017, tomando una gran ventaja sobre el crecimiento del PIB nacional, que fue del 1,8%, el más bajo de los últimos 8 años.
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Entre las explicaciones del desempeño del sector, se encuentra el interés de diferentes países en los productos de la línea agrícola y pecuaria nacional, el valor de la TRM que se ha mantenido estable y muy cercano a los 3.000 mil pesos por dólar y el incremento en la participación de algunas cadenas productivas, entre las que se destacan el aguacate, la papaya, la maracuyá, el cacao, los cítricos, la producción avícola, al tiempo que se consolidaron cultivos tradicionales como el café, el banano, las flores, la ganadería y el aceite derivado de la palma africana.
Con esto, la dinámica del agro parece haber tenido todo a favor, pero algunas situaciones han resultado complejas. La presencia de enfermedades, virus y plagas se contraponen a la ampliación del mercado nacional e internacional, un factor que tiene sus raíces en el contrabando (gran parte originado desde Venezuela) y en la falta de controles por parte del Estado en múltiples zonas del país. Adicional, se encuentra la fricción constante entre algunos gremios y el gobierno nacional (Ver: ¿Se Concentra en el Agro Colombiano el Futuro Económico del País?).
En la rama avícola, las exportaciones también vienen pujando. Esta hace parte de los 105 productos, 68 pecuarios y 37 agrícolas, que entre 2010 y 2017 consiguieron mercado internacional. Por ejemplo, en la línea de aves de un día, el mercado se extendió a Aruba y queda pendiente definir los tratados con Japón y Turquía, dos países que tendrían interés en la carne de pollo colombiana. Con los huevos, la expectativa es la ampliación en el mercado interno. Un ejemplo es la meta de compañías como Huevos Kikes, que espera comercializar 10 millones de unidades en 2027; 5,5 millones de unidades más que las comercializados en 2016. El “pero” en esta línea se presenta a causa del virus de Newcastle, que tiene en cuarentena a 10 municipios de Cundinamarca. A esto se le agrega la alerta ante una posible epidemia de virus aviar en la frontera con Venezuela, un riesgo alto si se tiene en cuenta la participación de los Santanderes en este nicho (Ver: Colombianos Comen más Pollo y Huevo que Carne de Res y de Cerdo).
Pasando a las actividades tradicionales, queda uno de los más afectados en 2017, el cual sigue en amenaza permanente por las múltiples enfermedades, virus y problemas de precios que lo afectan. Se trata del sector ganadero, que si bien estaba logrando ampliar su participación en exportaciones en los países donde tenía presencia, entre ellos Chile, Rusia, Egipto, Líbano, Irán e Irak, con la aparición del brote de la fiebre aftosa se perdió gran parte de estos avances y con dificultad se ha recuperado una parte en lo que va del 2018.
Superada en gran medida la certificación de país libre de aftosa, llegan otros inconvenientes: el brote de la rabia bovina encontrado recientemente en Antioquia y la alarma en el Huila y otras zonas del territorio nacional por tuberculosis y brucelosis en hatos ganaderos. Esto tiene en la mira la producción del sector y desde luego su comercialización. Según expertos, la entrada de reses y de carne procesada de manera ilegal desde Venezuela se ha convertido en una de las fuentes transmisoras de este tipo de enfermedades. A los problemas ganaderos, hay que sumarle el abigeato y el carneo, temas que azotan a los ganaderos, con mayor impacto entre los de la región Caribe.
Finalmente, en cuanto a la producción láctea, la situación no es distinta. Los márgenes de producción se han mantenido, a pesar de las heladas que han afectado a los lecheros en regiones como Boyacá y Cundinamarca. Pero el lío de las exportaciones, dado el Tratado de Libre Comercio firmado con Estados Unidos y el reciente acuerdo hecho con Ecuador, tiene a los productores lácteos buscando alternativas de producción.