La junta directiva es un órgano fundamental en la estructura de una empresa. Su función principal es dirigir, controlar y supervisar las decisiones estratégicas, impactando directamente el desarrollo y la gestión en el corto, mediano y largo plazo. Aunque su presencia es altamente recomendada para fortalecer el gobierno corporativo, no todas las empresas están obligadas a conformarla.
Por ejemplo, en Colombia, las Sociedades Anónimas (SA) deben tener una junta directiva de manera obligatoria. En cambio, para las Sociedades Limitadas y Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS), su creación es opcional.
La Importancia de Tener una Junta Directiva
A pesar de no ser un requisito legal para todas las sociedades, cada vez más empresas colombianas optan por conformar una junta directiva. Según la Superintendencia de Sociedades, de 5.572 compañías encuestadas, el 65% contaba con una junta, especialmente aquellas que buscan:
- Recibir asesoría especializada en temas estratégicos.
- Incorporar nuevas perspectivas sobre factores económicos, políticos o financieros.
- Profesionalizar la toma de decisiones, más allá de la experiencia operativa de los socios fundadores.
Cuando los emprendedores están enfocados en la operación diaria, puede resultar difícil tener una visión externa. En este punto, el aporte de los miembros de la junta se vuelve crucial para el crecimiento sostenible del negocio.
¿Cómo se Conforma una Junta Directiva?
La conformación de la junta directiva está regida por los estatutos de cada empresa. Generalmente, sus miembros son elegidos mediante dos métodos:
- Voto directo: Cada accionista vota de manera individual por los candidatos propuestos.
- Cociente electoral: Se suman todos los votos emitidos, se dividen entre el número de cargos disponibles, y luego cada candidato recibe una proporción de votos según el cociente calculado.
Este proceso busca garantizar una representación justa y equilibrada dentro del órgano directivo.
¿Todas las Empresas Necesitan una Junta Directiva?
Tener una junta directiva no es indispensable en todos los casos. Dependerá del tamaño, tipo y estructura de la empresa.
Por ejemplo:
- Empresas familiares: En muchas compañías de origen familiar, el dueño también ejerce como director general. Aquí, las juntas formales no son comunes, ya que suele haber resistencia a establecer jerarquías superiores. En estos casos, puede ser más efectivo contratar consultores externos o consejeros estratégicos para apoyar la toma de decisiones, evitando además conflictos familiares.
- Pequeñas y medianas empresas (PyMEs): En las PyMEs, la toma de decisiones suele concentrarse en el gerente o director. Aunque no siempre se necesita una junta formal, contar con asesores estratégicos puede ser un primer paso para ir consolidando una junta a medida que la empresa crece.
Beneficios de Tener una Junta Directiva Establecida
Crear y consolidar una junta directiva puede traer múltiples beneficios a una empresa:
- Mejorar el control y seguimiento de las operaciones.
- Ampliar la visión estratégica de la organización.
- Incorporar nuevas ideas para mejorar la estructura y funcionamiento.
- Proteger los intereses de la empresa a largo plazo.
En definitiva, una junta directiva bien estructurada fortalece la gobernanza empresarial y aumenta las posibilidades de éxito sostenido en el mercado.
*Artículo basado en información de la Superintendencia de Sociedades de Colombia.
