El PIB es un medidor de la economía que las empresas y los inversionistas siguen muy de cerca para evaluar la actividad económica y el panorama de inversión en un país. El crecimiento del PIB es crucial para las economías, puesto que refleja un aumento de la producción, el empleo, los recaudos fiscales vía impuestos y en general de la actividad económica.
En medio de sus labores, las empresas pueden enfrentar grandes dificultades si desconocen cómo las variables de su organización se ven afectadas por el comportamiento del mercado en el que están presentes. Es por esto que, con frecuencia, las compañías revisan el entorno económico y el comportamiento del PIB para ajustar sus perspectivas y tomar decisiones respecto a la producción e inversión, teniendo en cuenta el nivel de consumo y las expectativas planteadas de cara a la actividad económica.
De igual forma, el crecimiento del PIB es beneficioso para las empresas, ya que produce un comportamiento cíclico, en el que, a mayor crecimiento económico, se da un mayor consumo y, por tanto, mayor venta de productos, los cuales generan mayor rentabilidad en las utilidades de las empresas. Sin embargo, el crecimiento o desaceleración del PIB no impacta a todas las empresas de la misma manera, ya que se presentan diferentes escenarios, con algunas compañías que crecen a buen ritmo, incluso si la actividad económica se relentiza, mientras que otras se ven claramente afectadas si el PIB cae.
Por su parte, diversas empresas pueden verse favorecidas con los proyectos de gran envergadura que lanzan los gobiernos para incrementar el PIB. Entre tanto, otro sector que se beneficia directamente con el incremento del PIB es el financiero, puesto que un mayor crecimiento económico implica un mayor consumo e inversión, lo que redunda en mayor endeudamiento por parte de los individuos, las empresas y el gobierno.
Un escenario adicional que se presenta es aquel en el que la economía está estancada y el PIB crece en porcentajes muy pequeños. En este caso, la rentabilidad de las empresas, sobre todo las extranjeras, puede verse afectada vía devaluación de la moneda, si se configura un panorama negativo en la economía del país.
Como ejemplo de que no todas las empresas crecen o decrecen en línea con el PIB, se tiene el reporte de la Superintendencia de Sociedades en el que se dio a conocer el crecimiento de las 1.000 empresas más grandes del país en 2018, año en el que realizaron ventas por $679,9 billones, cifra que equivale a cerca del 70% del PIB. Así mismo, las utilidades de estas empresas fueron de $68,5 billones, lo que representó un aumento del 56,9% frente al 2017.
Cabe resaltar que en 2018 la economía se vio afectada por diferentes variables, entre ellas las elecciones presidenciales, que tenían con gran incertidumbre a los inversionistas, motivo por el que no se logró el crecimiento esperado, con un aumento del PIB de tan solo 2,7%.
En este sentido, el crecimiento de las utilidades de las empresas, más que ir en línea con el crecimiento del PIB, se ve afectado por el comportamiento propio del sector económico, por el posicionamiento de las empresas y por la manera en que se ajustan a las necesidades del mercado y se hace uso de los avances tecnológicos en aras de mejorar los procesos de producción. Por ejemplo, en 2018 las empresas industriales y comerciales fueron las de mayor relevancia en el listado de las más grandes, mientras que las mineras, aunque fueron pocas, se destacaron por tener gran participación, tanto en ventas, como en utilidades.