Cada año se realizan cerca de 100.000 trasplantes de órganos en el mundo, y se estima que el 10% proviene del comercio ilegal. Este negocio clandestino crece silenciosamente, impulsado por la desigualdad económica, la falta de regulación efectiva y redes internacionales de intermediarios que operan a plena vista.
¿Cómo funciona el tráfico ilegal de órganos?
El tráfico de órganos humanos se alimenta de una cruda realidad: la pobreza extrema convierte a miles de personas en donantes forzados o desesperados. Mientras que en países desarrollados la donación de órganos es vista como un acto altruista, en regiones más vulnerables se ha convertido en un recurso de supervivencia.
Los principales países “donantes” en este mercado negro son aquellos con altos índices de pobreza, como:
- Bolivia
- Honduras
- Perú
- Filipinas
- Tailandia
- India
En estos países, el precio de un riñón puede variar entre $1.000 y $10.000 dólares, dependiendo del país y las condiciones del donante. Sin embargo, en el hospital receptor, los pacientes pagan entre 10 y 20 veces ese valor, lo que demuestra el enorme margen que manejan las mafias intermediarias.
País | Precio promedio por un riñón |
---|---|
India o África | $1.000 USD |
Filipinas | $1.300 USD |
Rumania | $2.700 USD |
Perú | Hasta $10.000 USD |
Redes internacionales y mafias médicas
Este es un negocio dominado por redes criminales que operan en Europa, Asia y América Latina. Estas mafias tienen agentes en cafés, escuelas, mercados y centros comerciales, donde contactan a posibles vendedores. Se han detectado casos de tráfico desde Brasil hacia Sudáfrica, o desde Moldavia hasta Turquía. En países como Egipto o Perú, incluso se han llegado a publicar anuncios en prensa o televisión ofreciendo la compra directa de órganos.
Hospitales como el Aadil en Pakistán tienen incluso catálogos con perfiles detallados de donantes, pensados para clientes ricos que buscan compatibilidad y rapidez.
¿Qué están haciendo los gobiernos?
Diversos países han adoptado estrategias para combatir el mercado negro de órganos, aunque los resultados han sido limitados.
En Israel, por ejemplo:
- Se impusieron penas más severas para compradores y vendedores.
- Se exige a los hospitales una verificación más rigurosa del origen de los órganos.
- Se prohíbe a las aseguradoras cubrir trasplantes realizados fuera del país.
Sin embargo, endurecer las leyes no ha sido suficiente. Por eso, algunos gobiernos han optado por incentivar la donación legal de órganos. En el Reino Unido, por ejemplo, el Estado cubre los gastos funerarios de quienes donan sus órganos. Otras medidas adoptadas en distintas partes del mundo incluyen:
- Descuentos en licencias de conducción.
- Donaciones estatales a fundaciones elegidas por el donante.
- Prioridad en listas de trasplantes para quienes hayan sido donantes.
¿Hay salida para esta crisis humanitaria?
El tráfico de órganos sigue siendo una de las formas más crueles de explotación humana. Si bien la regulación y los incentivos ayudan, el verdadero cambio solo llegará cuando se reduzcan las brechas de desigualdad que obligan a millones de personas a considerar vender una parte de su cuerpo para sobrevivir.