Recientemente el Gobierno Nacional anunció el cambio en la periodicidad de publicación de la tasa de usura, que es calculada y publicada por la Superintendencia Financiera, modificándola de trimestral a mensual. Esta decisión fue tomada con el ánimo de estimular la economía mediante la reactivación del consumo; no obstante, ¿es acertada esta medida, teniendo en cuenta la actual coyuntura que enfrenta el país?
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En Colombia, las instituciones financieras oficiales, como cooperativas financieras, bancos y compañías de financiamiento, están habilitadas para captar y prestar dinero a diferentes tasas, montos y plazos en una libre competencia de oferta y demanda. Sin embargo, existe un límite en la tasa, denominada tasa de usura, la cual corresponde al máximo tope que se puede cobrar por los intereses de un préstamo. Para fijar el valor que calcula la Superfinanciera, se determina el interés bancario de las entidades vigiladas por este ente y se multiplica por 1,5. De esta forma, se refleja el comportamiento del sector financiero (el promedio de lo que cobran las entidades) y a la vez se fija el límite para los préstamos.
Desde diciembre del año pasado, el Banco de la República, ha venido bajando sistemáticamente su tasa de intervención, ya que la inflación ha cedido y el consumo se ha contraído. Sin embargo, esta disminución de 200 puntos básicos no se ha visto reflejada con tal rapidez en la deuda que tienen los consumidores con las entidades financieras, principalmente en las líneas de crédito de consumo y tarjetas de crédito. Esto se presenta, ya que la transmisión de las decisiones en tasas de interés por parte del Banco tarda cerca de 18 meses para verse reflejada en el bolsillo de los consumidores.
Con la senda decreciente que ha implementado el Banco de la República desde 7,75% hasta el 5,75%, los créditos de vivienda, vehículo y libre inversión han reflejado algunas reducciones en materia de interés, sin embargo, las líneas de consumo y tarjetas de crédito, que afectan a gran parte de los consumidores, no han reflejado la reducción que se esperaba. Este punto fue la principal consideración del Gobierno para cambiar la periodicidad de cálculo de la tasa, puesto que el consumo de los hogares representa cerca del 65% del Producto Interno Bruto (PIB) y buena parte del consumo se hace por medio de la vía crediticia. Cabe destacar que el gasto real de las familias creció tan solo 1,2% en julio, 2,4% menos que lo esperado, mientras que la confianza del consumidor tampoco presenta resultados positivos.
Esta medida adoptada por el Gobierno tendrá vigencia a partir de septiembre y se estima que el Banco de la República realicé otras dos disminuciones en su tasa de intervención, hasta el 5%, por lo cual el impacto para los consumidores finalmente no sería tan relevante. Además, este tipo de decisiones afectará los intereses cuando el Banco cambié su política monetaria de expansiva a contractiva, pues sería más eficiente si lo hace cuando las presiones inflacionarias son altas, tal cual sucedió el año pasado. En todo caso en el mediano plazo los efectos positivos serán visibles.
Qué Hacer: ¿Modificar la Fórmula o Eliminar la Tasa de Usura?
El debate ha quedo abierto sobre qué medida es más útil para impulsar el consumo y por ende la economía del país. La tasa de usura tiene algunas falencias en su fórmula de cálculo, ya que, al ser un promedio de las tasas de interés de las entidades financieras, si una entidad no muy grande presta a tasas demasiado elevadas afectará directamente el cálculo pues incrementa el valor final de la tasa. Además, las entidades financieras acomodan sus niveles cerca del tope máximo, por lo cual los intereses terminan siendo muy altos. Por otra parte, cualquier límite que se ponga al sistema financiero limita la competencia. Esto teniendo en cuenta que hay una gran proporción de colombianos que no tienen acceso al sistema financiero, por lo cual no les queda otra opción que acudir a otros métodos de financiación, como el denominado “gota a gota”, que resulta ser muy costoso para quien toma el préstamo.
En conclusión, si se cambia la periodicidad o la fórmula de cálculo en la tasa de usura solamente variará la rapidez con la que se transmitan los cambios de política monetaria en la economía, que resultaría ser muy beneficioso cuando se trata de una política expansiva y no tanto cuando es contractiva. Lo que se debe buscar en el sistema financiero es garantizar la libre competencia de mercado y una mayor bancarización de las personas para evitar abusos en materia crediticia.
Ricardo Gómez LondoñoIngeniero Financieroricardo-2025@hotmail.com
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