El salario mínimo no es universal. Se estima que cerca del 10% de los países miembros de la OIT no cuentan con este mecanismo.
Suiza, Austria, Liechtenstein, Italia, Hong Kong, Singapur, los países nórdicos y Alemania (hasta 2015) no tienen salario mínimo.
El bienestar de los trabajadores no estaría garantizado por la existencia de un salario mínimo, sino por mercados laborales más dinámicos y sistemas económicos más desarrollados.
A pesar de las consideraciones socioeconómicas que motivan la existencia del salario mínimo, la medida tiene sus opositores. El principal argumento en contra es que se trata de una distorsión que genera desempleo en el mercado laboral, lo cual es cierto si el salario mínimo es mayor que el que se obtendría en el escenario de competencia perfecta, es decir, el resultante de la interacción entre oferta y demanda, como lo muestra la siguiente gráfica:
Imagen tomada de Economipedia
La gráfica muestra que, al salario de equilibro, S*, el nivel de empleo sería E*. Sin embargo, al introducir un salario mínimo mayor que S*, las empresas estarían dispuestas a demandar un nivel de empleo de E2, mientras que, por ese salario, la oferta de empleo por parte de los trabajadores sería E1, donde E1 es mayor que E2. De este modo, la diferencia entre E1 y E2 es el nivel de desempleo inducido por el salario mínimo.
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Dicho de otro modo, en el mercado laboral habría personas dispuestas a trabajar por un salario menor, en este caso, el nivel S*, y que el salario mínimo les quita la posibilidad de hacerlo debido a la menor demanda de trabajo. En efecto, datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (GEIH – DANE), muestran que, a cierre de 2021, el salario promedio mensual de los trabajadores informales del país fue de $759.922, cifra que fue inferior al salario mínimo mensual de ese año, que se ubicó en $908.526. Así, los datos apuntan a que, en realidad, hay personas dispuestas a trabajar por un salario menor al mínimo.
Otro argumento en contra está relacionado con el hecho de que el salario mínimo puede causar mayores niveles de informalidad. En este sentido, un estudio del Banco de la República encontró que cuanto más alto sea el salario mínimo, mayor es la probabilidad de estar en el sector informal de la economía. En particular, el estudio encuentra que un aumento de un punto porcentual en el salario mínimo incrementa la probabilidad de ser informal en 0,21 puntos porcentuales.
De hecho, cifras de la GEIH muestran una relación positiva entre el crecimiento en el salario mínimo y la tasa de informalidad laboral:
Cifras: DANE-Ministerio de Trabajo. Elaboración: Sectorial
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Finalmente, los detractores del salario mínimo también señalan que sus efectos positivos para los trabajadores en términos de su poder adquisitivo son de corto plazo. Dado que un mayor salario implica mayores costos para las empresas, ellas, para mantener sus niveles de ganancia, trasladan una parte de su incremento en costos al precio de venta de sus bienes y servicios, castigando el poder de compra del salario mínimo.
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El salario mínimo no es universal, de hecho, de acuerdo con la OIT, en más del 90% de los países miembros de la Organización existe este mecanismo. Algunos ejemplos de países donde no existe son Suiza, Austria, Liechtenstein, Italia, Hong Kong, Singapur, los países nórdicos y Alemania (hasta 2015). Sin embargo, no significa que los trabajadores de estos países están desprotegidos completamente, pues en muchos de ellos se llevan a cabo procesos de negociación colectiva por sector para fijar los salarios.
Además, se trata de países donde la desigualdad en la distribución del ingreso es relativamente baja, si se les compara con países en vías de desarrollo como Colombia. También vale la pena añadir que sus economías cuentan con altos niveles de desarrollo y complejidad, dando lugar a más dinamismo en el mercado laboral y a salarios más altos sin necesidad de introducir un salario mínimo. Así, aparentemente el bienestar de los trabajadores no estaría garantizado por la existencia de un salario mínimo, sino por mercados laborales más dinámicos y sistemas económicos más desarrollados.
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