América Latina enfrenta una grave crisis energética caracterizada por apagones prolongados, sequías sin precedentes y sistemas eléctricos al borde del colapso. En países como Ecuador, los cortes que llegan a durar hasta diez horas al día se ven agravados por la disminución de suministros provenientes de Colombia. En Cuba, los apagones de hasta veinte horas reflejan claramente la antigüedad y el deterioro de su infraestructura eléctrica, dejando en evidencia la fragilidad de su sistema. Por otro lado, países como Brasil y Argentina están adoptando medidas preventivas para hacer frente al incremento en la demanda de energía.
En la década de 1990, países como Chile, Colombia, Argentina y Uruguay enfrentaron apagones de hasta 16 horas, pero respondieron implementando reformas y abriendo sus sectores eléctricos a la inversión privada.
Aunque el impacto varía entre los países, un factor común exacerba el problema: la falta de inversiones en el sector energético y las crecientes consecuencias de la crisis climática.
Lea También: Colombia podría enfrentar un déficit de energía en firme para satisfacer la demanda para 2028
Contralor advierte riesgos sobre el futuro del sector de energía en Colombia