Durante el primer semestre de 2023, el desempeño de las principales variables del sector arrocero fue, en general, favorable para quienes participan en él. La producción creció un 22,2% en comparación con el mismo periodo de 2022, en parte explicado por el incremento de la superficie sembrada que aumentó en 13,8% y por el aumento del rendimiento del cultivo que pasó de 6,1 a 6,3 toneladas por hectárea. Adicional, estuvo el desempeño de las importaciones que para el periodo en estudio decrecieron un 19,4% ubicándose en 96 mil toneladas y el precio por tonelada que en el acumulado a julio de 2023 aumentó en un 14,3%. En cuanto a las perspectivas de corto plazo, se espera que la producción y demanda de arroz a nivel global y nacional se mantengan al alza.
Bajo este panorama, aparentemente positivo, aparece un punto de inflexión: el incentivo al almacenamiento del arroz. Según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el incentivo fue una medida temporal, luego se tornó permanente y al final, durante los últimos 30 años no sirvió como instrumento para planificar las siembras y organizar los niveles de producción del grano y si ha fomentado la falta de tecnificación en el sector.