El sector cerealero para el primer semestre de 2022 registró un incremento en la producción del 8,1%, pasando de 801 mil a 866 mil toneladas y acumulando seis líneas productivas: soya, maíz, sorgo, avena, cebada y trigo. Este último, sin ser relevante en participación sobre el total, registró un incremento del 83,5% ubicándose en 6.850 toneladas. Con igual tendencia estuvo el sorgo, que desde el 2020 no registraba producción en el país y para el periodo de referencia aportó 505 toneladas. En contraste con la producción estuvo el área sembrada, la cual disminuyó en 1,4%. Lo anterior indica que el efecto tecnificación impactó de forma directa la productividad por hectárea, siendo la soya la única línea productiva que registró variaciones negativas en esta variable.
Con el anterior escenario y teniendo en cuenta que el valor de las exportaciones colombianas de cereales es aproximadamente el 1% del total de las importaciones que efectúa el país y con una previsión de continuidad creciente de los precios para lo que resta del 2022 y el 2023, dado el impacto de la guerra en Ucrania y las complicaciones en la logística internacional, se abre la oportunidad para que los productores nacionales fortalezcan, retomen y diversifiquen la producción de cereales, con lo cual no solo lograrían ventaja de los precios, sino que mitigarían, en parte, riesgos asociados a la seguridad alimentaria.
