En el tiempo que llevamos estudiando los sectores en Sectorial, hemos encontrado que la sostenibilidad en el corto, mediano y largo plazo depende de las ganas y optimismo de los equipos de trabajo, la inversión correcta en los activos que la organización necesita y la ubicación de estos recursos de forma inteligente según las oportunidades y amenazas que presenta el entorno.
Si la población confía en su presidente, las inversiones y el crecimiento se materializa, hay bienestar económico, empresarial, social y sectorial.
Desde que comenzó el impacto de la pandemia en Colombia, inició la amenaza del impacto económico, la contracción de las finanzas y el riesgo de capacidad de pago que podría llevar a perder la calificación de grado de inversión, situación que se presentó en 2021.
Sin embargo, cuando comparamos por países, en general, Colombia se encuentra en una posición intermedia de riesgo, conllevando a la confianza de extranjeros y registrar el mayor nivel de inversión extranjera sin contar el petróleo.
De otro lado, a nivel interno nos encontramos en una desconfianza fijada; producto de la amenaza de recesión, la entrada de la reforma tributaria, el interés de mantener las reformas y la idea de una asamblea constituyente que ha llevado a los más bajos niveles de inversión por parte de los empresarios locales.
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