El conflicto armado en Colombia lleva mas de cincuenta años, supera los 220.000 muertos y 5,3 millones de desplazados. Desde que asumió la presidencia de Colombia, Juan Manuel Santos se ha planteado como propósito negociar un acuerdo de paz con las FARC. En caso de que está situación se presente, nuestro país requerirá de recursos para financiar el nuevo escenario, y si bien se ha hablado de financiación internacional (Los Comienzos de la Financiación del Posconflicto), el eje central sin lugar a dudas recaerá en nuevos impuestos.
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Las últimas reformas tributarias han reforzado la ya conocida tributación en cascada que en Colombia generan los impuestos directos, aquellos que versan sobre lo que la persona tiene o posee, es así que como contribuyentes tributamos al recibir el ingreso, por nuestro patrimonio y a su vez si dicho patrimonio conforma un ente empresarial, también este tributa por sus ingresos y su patrimonio. Impuesto sobre la renta y complementario, impuesto sobre la renta para la equidad CREE, sobretasa al CREE e impuesto a la riqueza, hacen parte del escenario, estos últimos han hecho su aparición solo a partir del año gravable 2013.
¿Qué queda entonces como fuente de ingresos tributarios para el Estado colombiano con miras a financiar el postconflicto? No es extraño imaginar que ahora el centro de los caprichos tributarios del gobierno serán los impuestos indirectos, aquellos que se basan en el consumo, que recaen sobre el bien, servicio o transaccion, ya que aparte del nuevo impuesto nacional al consumo, no se han generado mayores cambios en los últimos años con relación a incrementos en dicha modalidad impositiva.
Son de imaginar los argumentos del Estado para dichos incrementos, la necesidad de postergar una vez más la disminución del gravamen a los movimientos financieros para financiar la paz, que los contribuyentes de mayores ingresos deberán a través de su consumo dar la mano, que será necesario gravar bienes básicos de la canasta familiar (eterno discurso), que se requiere incrementar la tarifa general de impuesto sobre las ventas del 16% al 18% o incrementar la tarifa especial del 5% a un posible 10%, etc. Tantas opciones inexploradas que hasta ahora aparecen como la nueva salida en materia de financiación del postconflicto, ya que el camino de los impuestos directos ya está agotado, hasta el punto de convertir en confiscatorio el sistema de tributarción directa en Colombia.
Queda sólo esperar la nueva propuesta de reforma tributaria, esta vez estructural, que se avecina antes de finalizar el año 2015.
Gloria Patricia Jaramillo AristizábalAbogada Especialista en Derecho Comercial, Negocios Internacionales, Legislación Tributaria y Fiscalidad Internacionalgloriapja@hotmail.comwww.gloriapja.wix.com/tributaria
