La Economía Creativa —también conocida por su término popularizado, “Economía Naranja”— es el conjunto de actividades económicas que tienen su origen en la creatividad, el arte, la cultura y la innovación. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), son las industrias que transforman ideas en bienes y servicios culturales, cuyo valor está protegido por la propiedad intelectual.
Este universo abarca una amplia gama de sectores, entre los que se incluyen:
- Artes y Patrimonio: Artes visuales (pintura, escultura), artes escénicas (teatro, danza), turismo cultural, gastronomía y artesanías.
- Industrias Culturales: El sector editorial (libros, revistas), la música, el cine, la televisión y la radio.
- Creaciones Funcionales: Diseño (gráfico, de modas, industrial), arquitectura, publicidad, software, videojuegos y animación digital.
En esencia, es la riqueza generada a partir del talento, el patrimonio y la imaginación.
El Legado de la “Economía Naranja” en Colombia
En Colombia, el término “Economía Naranja” cobró una inmensa notoriedad al ser la política cultural y económica insignia del gobierno entre 2018 y 2022. Esta política buscó visibilizar y cuantificar el aporte de las industrias creativas, incentivando su formalización y crecimiento.
Aunque la política generó debates, logró posicionar el valor económico de la cultura en la agenda nacional. Hoy, en 2025, el concepto ha evolucionado hacia una visión más amplia de “Economía Creativa y Cultural”, buscando un equilibrio entre el desarrollo económico y el fortalecimiento del tejido social y la diversidad cultural del país.
Las Cifras Reales: ¿Cuánto Aporta la Cultura al PIB de Colombia Hoy?
Uno de los mayores legados de la atención prestada al sector fue la consolidación de su medición. Gracias a la Cuenta Satélite de Cultura y Economía Creativa del DANE, hoy conocemos el impacto real del sector, superando con creces las cifras obsoletas de hace una década.
Según los últimos reportes del DANE (con datos consolidados a 2023-2024), el valor agregado por la Economía Creativa y Cultural representa aproximadamente el 2.7% del total nacional. Este porcentaje, que puede parecer modesto, supera el aporte de sectores tan tradicionales como el cultivo de café.
Los segmentos más representativos y con mayor crecimiento en la actualidad son:
- Audiovisuales: Producción de cine, series y contenidos para plataformas de streaming.
- Software y TI: Desarrollo de software, aplicaciones y videojuegos.
- Publicidad y Diseño: Servicios creativos para marcas y empresas.
- Sector Editorial: Libros y publicaciones digitales.
El Panorama Actual: Nuevas Políticas y Retos para 2025
El enfoque del gobierno actual, a través del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, se ha centrado en una política de “Cultura para la Paz”. Esta visión prioriza el apoyo a proyectos culturales en los territorios, el fortalecimiento de las artes comunitarias y la protección del patrimonio cultural como herramientas de transformación social.
Si bien el enfoque es más social que puramente económico, los incentivos para la producción audiovisual y el desarrollo de software siguen siendo pilares importantes para la competitividad del país.
¿Por Qué Apostar por la Economía Creativa? Beneficios y Oportunidades
Invertir y participar en la economía creativa ofrece réditos que van más allá de lo económico:
- Generación de Empleo de Calidad: Fomenta trabajos que requieren alta cualificación, creatividad y talento humano.
- Diversificación Económica: Reduce la dependencia de los sectores extractivos y de materias primas, creando una economía más resiliente.
- Fortalecimiento de la Identidad Nacional: Promueve la imagen de Colombia en el mundo a través de su cine, música, diseño y arte, atrayendo turismo e inversión.
- Innovación y Desarrollo Tecnológico: Impulsa la adopción de nuevas tecnologías, especialmente en los sectores de software, animación y producción digital.
El gran desafío para Colombia en 2025 es consolidar un ecosistema que combine la protección de su inmensa riqueza cultural con la capacidad de transformar esa creatividad en oportunidades sostenibles, asegurando que los beneficios lleguen tanto a los grandes estudios de producción como al artesano en el territorio más apartado.