Tras la crisis financiera de 2007 – 2008 los bancos centrales de las principales economías desarrolladas implementaron distintas acciones de política monetaria con el fin de estimular la actividad interna (Ávila et al, 2013). Específicamente la Reserva Federal de Estados Unidos ha inyectado una gran liquidez al mercado (a través de la compra de bonos e hipotecas), aumentando así la liquidez global. Sin embargo, desde mayo vienen anunciando el retiro de este estimulo; sin dar alguna fecha específica, lo cual ha dado lugar para que diferentes mercados especulen sobre ella. Diariamente se ve que algunos mercados accionarios pierden valor por temores al retiro de tal estimulo, pero más allá de eso es de vital importancia analizar qué implicaciones podría tener para las economías desarrolladas y para Colombia.
Foto: www.sxc.hu (Autor:levy choi)
En primer lugar, hay que recalcar que este estímulo monetario liderado por la Reserva Federal ha reducido las tasas de interés de los países desarrollados a niveles nominales históricamente bajos, lo cual ha permitido que los inversionistas de países emergentes se apalanquen en el extranjero debido a menores costos de endeudamiento. Es decir, que en los países emergentes han pedido dinero prestado en Estados Unidos y otros países para financiar diferentes actividades en el interior de cada uno de ellos. Por ejemplo, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, este dinero ha sido enfocado en inversiones de portafolio; lo cual ha impulsado los mercados accionarios de algunos emergentes en los últimos años (como Turquía y Brasil). Sin embargo, en Colombia, estos préstamos se han usado a manera de Inversión Extranjera; de forma que se han materializado en formación capital que no puede fugarse fácilmente. Esta entrada de divisas ha generado la revaluación del peso que ha disminuido las exportaciones en el país durante este tiempo.
El consenso que hay en el mercado es que el retiro del estímulo monetario comenzará en marzo de 2014, sin embargo esta fecha es un estimativo de los analistas y es sumamente sensible a los resultados de la economía estadounidense, en donde de manera implícita parece que la reserva federal busca tener un desempleo por debajo del 7% para poder disminuir la liquidez que ha inyectado. Esto implicaría que las tasas de interés de financiamiento en este país se vuelvan más altas, lo cual haría que las de los países emergentes sean más altas que las actuales; pues los capitales buscarían comprar bonos en Estados Unidos, que son más seguros y ahora pagarían más. Esto generaría una mayor oferta de pesos, lo cual devaluaría la moneda y podría tener un efecto levemente positivo en las exportaciones. Sin embargo, este incremento de las tasas generaría una posible disminución en la inversión extranjera, pues ya sería más costoso financiarse; lo cual reduciría la demanda interna. Por otro lado la devaluación incrementaría la deuda que se tiene en moneda extranjera, por lo cual varias empresas y el gobierno podrían verse limitados a reducir los costos para atender estas obligaciones.
A diferencia de otras economías emergentes, el gobierno de nuestro país cuenta con un nivel sano de deuda, el cual permitiría contrarrestar la disminución de la inversión con incremento del gasto público. Además, a diferencia de otros emergentes como Turquía e India, la inflación está dentro del rango objetivo del Banco de la República, lo cual permitiría que éste reaccione ante una disminución de liquidez global con un incremento de liquidez interna, reduciendo (más aun) la tasa de interés de intervención, que ayudaría a impulsar la inversión y el consumo internamente.
En conclusión, la reducción del estímulo monetario de la FED, podría implicar una devaluación que ayudaría un poco al sector exportador, pero podría disminuir la dinámica de aquellos sectores que se apalancaban en financiamiento externo (como hidrocarburos, financiero e incluso construcción); sin embargo dadas las condiciones macroeconómicas actuales, el banco central y el gobierno tienen un buen margen de maniobrabilidad para responder con política monetaria y fiscal a una disminución de la demanda interna.
Miguel Acosta HenaoProfesor de Planta e Investigador de Macroeconomía y Economía InternacionalEscuela de Ingeniería de Antioquia
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