El conflicto entre Israel y el grupo Hamás plantea un desafío significativo para la economía mundial. Independientemente de la naturaleza del conflicto, tendrá un impacto en la estabilidad de los países de la región.
Lea también: Balance Sectorial de la Guerra entre Rusia y Ucrania
Se estima que para el 2022, el valor de las exportaciones de Israel ascendió a 73.583 millones de dólares, mostrando un crecimiento anual del 22% y una participación a nivel global del 0,3%. los productos que más se comercializaron fueron: máquinas, aparatos y material eléctrico, y sus partes; aparatos de grabación o reproducción (16,2%); perlas finas (naturales) o cultivadas, piedras preciosas o semipreciosas, metales preciosos (15,96%); instrumentos y aparatos de óptica, fotografía o cinematografía, de medida, control o precisión (11,1%) y reactores nucleares, calderas, máquinas, aparatos y artefactos mecánicos; partes de estas máquinas (7,3%).
En contraste, Palestina registró un valor de exportaciones de 115 millones de dólares en el año anterior, con una variación anual del -16%. Los productos con mayor participación dentro del valor exportado incluyeron fundición de hierro y acero; frutas; grasas y aceites animales, vegetales o microbianos; hortalizas; y preparaciones de carne, pescado y otros productos acuáticos.
También te puede interesar: Demanda Mundial de Petróleo Cerraría el 2023 en 102 Millones de Barriles Diarios
Aunque ni Israel ni Palestina son productores significativos de petróleo o gas, la incertidumbre en la región puede generar preocupaciones sobre el aumento de los precios de estos recursos, dado que el Medio Oriente contribuye con alrededor del 30% de la producción mundial de petróleo. Históricamente, los conflictos en la región, como la Guerra del Yom Kippur en 1973, han provocado embargos petroleros y estanflación en las naciones industrializadas. La crisis del petróleo de 1973 fue el resultado de la decisión de la OPEP de utilizar el petróleo como un arma política y económica, lo que resultó en una disminución significativa de su producción y un aumento en su precio internacional. Lo anterior, generó una crisis económica global, alta inflación y una recesión económica en muchos países.
Algunos analistas descartan una repetición del contexto de 1973. Sin embargo, la incertidumbre generada podría complicar el logro de una estabilización en el crecimiento con niveles controlados de inflación. La dependencia del petróleo en el mundo ha disminuido en 2023 en comparación con 1973, ya que hay proveedores alternativos además de Irán y los países árabes. La situación geopolítica actual es diferente y es poco probable que los países árabes adopten sanciones similares a los embargos y recortes de producción de hace cincuenta años. Con el inicio reciente del conflicto en Gaza, el precio del petróleo Brent subió, pero, se mantuvo por debajo de los máximos de septiembre cercanos a los 94 dólares. Asimismo, el precio del gas ha subido recientemente, pero sin superar los máximos del año pasado.
En un contexto de incremento en los precios del petróleo, es probable que se mantengan los esfuerzos orientados a controlar la inflación a través del aumento de las tasas de interés. A su vez, esto podría agravar el crecimiento económico y tener un impacto negativo en la generación de empleo. Tal situación plantea desafíos para la economía global y resalta la importancia de mantener la estabilidad económica y reducir la dependencia de recursos energéticos altamente volátiles.