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Kim Jong-il, el Querido Dictador

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Kim Jong-il, el recientemente fallecido líder de Corea del Norte, era llamado por su pueblo el “querido líder”, pero la mano de hierro con la que dirigió a su país y con la que lo mantuvo al borde del hambre y el colapso, lo acerca más al rotulo de ‘dictador’. Este hombre es tal vez el último emblema del mundo comunista incluso habiendo desterrado ciudadanos que eran juzgados como desleales o mandado asesinos tras detractores.

Fuente: www.kremlin.ru

Llegó al poder en 1994 después de la muerte de su padre, Kim Il-sung, el fundador de Corea del Norte. Jugó su única carta, su programa de armas nucleares, brillantemente, primero desafiando los esfuerzos de la administración Bush para hacer caer su gobierno, y luego explotando la distracción con Estados Unidos en la guerra de Irak, para conseguir suficiente combustible nuclear para su reactor.
Toda su vida fue una figura desconocida, en especial para occidente. Todo lo que se sabía de él era supuesto, desde su fecha exacta de nacimiento hasta algunos eventos de su vida que tomaron un carácter mitológico.
Se convirtió en una obsesión para la CIA que trató de desentrañar su misterio, de seguir su posición y sicoanalizar su forma de pensar. También, fue objeto de burla de Hollywood, que siempre lo ‘pintó’ bajo el estereotipo de hombre bajo, zapatos altos y un pelo para reírse de él. Una de sus historias más famosas fue cuando planeó el secuestro de una actriz y un director surcoreanos en un intento por construir una industria cinematográfica en su país. Se dice que tenía unas 20.000 películas extranjeras, incluyendo toda la zaga de James Bond, la cual era su favorita.
Políticamente, encontró en George W. Bush a uno de sus más enconados detractores, quien lo incluyó en el “eje del mal”. Los libros para los niños en Corea del Sur lo pintaban como un diablo con cachos y colmillos. Pese a esto, quienes compartieron con él se sorprendían por su conducta seria y el basto conocimiento de los eventos del reino que controlaba.
Roh Moo-hyun, presidente de Corea del Sur que se reunió con él en Pyongyang, en lo que se constituyó un hecho histórico y le valió un Nobel de Paz, lo calificó como una persona muy espontánea y añadió que era “el hombre más flexible en Corea del Norte”.
Wendy Sherman, quien trabajo para el gobierno Clinton en el Departamento de Estado, dijo que cuando se reunieron para discutir una lista de 14 puntos sobre el programa de misiles en el año 2000, aunque “no conocía todas las respuestas a cada pregunta, sabía mucho más que lo que acostumbran saber la mayoría de líderes”. En ese momento, no negó nada acerca del carácter dictatorial del estado que conducía ni sobre las libertades que no existían.
Posteriormente, con Bush, las negociaciones se acabaron y el tono amenazante sobre no permitir una Corea del Norte nuclear, se diluyó cuando en 2007 ambas naciones llegaron a un acuerdo para que Estados Unidos supliera a Corea con grandes cantidades de petróleo a cambio de que desmontara la planta de Yongbyon, descrita por los inspectores como un accidente radioactivo esperando por suceder. Según un profesor de Harvard, cuando la historia de esta era sea escrita, aparecerá el marcados “Kim 8, Bush 0”.
Aunque allí fue el ganador, su pueblo fue el gran perdedor. Bajo su mando se instauró la regla “primero el ejercito” que destinaba los escasos recursos a la parte militar. Mientras funcionó esta regla, el país expandió su arsenal de misiles y, en octubre de 2006, se convirtió en el octavo país en hacer una prueba nuclear.
Pero a medida que su economía se encogía, su aislamiento se profundizaba. Posiblemente 2 millones de personas, aproximadamente el 10% de la población, murió entre mediados y finales de los 90 debido a su incompetencia y los desastres naturales.
En 1983 se especuló con que había estado envuelto en el ataque a una delegación política surcoreana en Burma, y que sabía, y posiblemente había ordenado, el secuestro de unos ciudadanos japoneses. Nada de eso se pudo probar.
Washington puso en la lista de patrocinadores del terrorismo a Corea del Norte después que agentes hicieran explotar con una bomba un avión comercial de Sur Corea en 1987 – bajo instrucciones de Kim, según indicó uno de los agentes que fue capturado vivo.
Kim consolidó su poder a finales de los 90 cuando decidió probar un misil sobre Japón, llevando a una nación mucho más poderosa al pánico total. Fue a través de episodios como éste que Kim aprendió el verdadero poder y descubrió que podía chantajear a su manera para sobrevivir.
Lo que nunca aprendió fue a alimentar a su pueblo, llevándolo a la dependencia casi total de China para alimentos y combustible y de las donaciones “humanitarias” por parte de Corea del Sur y Estados Unidos. En junio de 2000, Kim fue el anfitrión en Pyongyang de la primera reunión con un presidente surcoreano desde que la península se dividiera cinco décadas antes.
Posterior a eso, las tensiones entre Washington y Pyongyang se recrudecieron con las pruebas de misiles que el último acostumbraba a hacer y tocaron fondo con la fallida pero estratégica prueba nuclear.
Recientemente se recuerda el ataque a Corea del Sur en la frontera que terminó por hundir un barco de ésta y mató a varios uniformados. Mientras esto logró unir nuevamente a Corea del Sur y Estados Unidos, que nunca estuvo a favor del buen trato que ofrecían los primeros a sus vecinos del norte, China incrementó la ayuda económica temiendo un completo colapso del régimen norcoreano.

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