A partir de los Acuerdos de Bretton Woods en 1944, el dólar estadounidense ha sido la principal moneda de referencia en el mundo, usada por los países como reserva y divisa de cambio en el comercio internacional. Según información del Fondo Monetario Internacional (FMI), actualmente sigue siendo el activo predominante en el mercado de divisas internacional; sin embargo, desde el 2000 se puede notar un descenso en su participación dentro de las reservas de otras naciones.
Para algunos analistas, esta pérdida de participación del dólar dentro de las reservas de los bancos centrales de otros países hace parte de un movimiento global de las economías hacia la desdolarización y la diversificación de sus reservas, el cual es motivado por razones ideológicas y financieramente estratégicas. Mientras que el FMI argumenta que el declive de la participación del dólar no se debe a la aparición de una nueva moneda de referencia para el mercado como el euro y ni mucho menos el yuan, sino que es resultado de una mayor diversificación de las reservas en monedas no tradicionales.
El FMI señala que la participación de divisas no tradicionales de reservas a nivel mundial pasó de resultados insignificantes a principios de siglo a unos 1,2 billones de dólares y el 10% del total de reservas reconocidas en 2021. Además, identifica a 46 naciones que han diversificado activamente las monedas dentro de sus reservas oficiales en los últimos años.
También es cierto que hay naciones interesadas en desdolarizar sus economías. Ya desde el 2019, con el inicio de la guerra Comercial entre China y Estados Unidos, Rusia y China se habían aliado para reducir su dependencia al dólar en sus transacciones bilaterales. En el caso particular de Rusia, remplazar el uso del dólar en sus acuerdos comerciales es vital para eludir las sanciones de Estados Unidos a causa de la invasión a Ucrania (Balance Sectorial de la Guerra entre Rusia y Ucrania)
Para China, en cambio, es importante reescribir las reglas del mercado energético mundial, reduciendo la dependencia al dólar de las transacciones de energía y promoviendo el uso de otras monedas como el yuan. Con este objetivo, el gigante asiático también ha impulsado el desarrollo de mercados energéticos alternativos, como el mercado de futuros de petróleo denominado en yuanes, que se estableció en la Bolsa Internacional de Energía de Shanghái.(La Posible Creación de Un Fondo Monetario Asiático y sus Efectos en la Economía Mundial)
Sin embargo, si bien es cierto que China está trabajando en fortalecer el uso del yuan en acuerdos comerciales a nivel internacional, es poco probable que su objetivo sea convertirlo en una moneda de referencia al nivel que es el dólar actualmente. Lo que busca, es diversificar las opciones de divisas y reducir la dependencia a una sola.
De acuerdo con el portal Business Insider, las principales razones por las que China no desea que su moneda alcance el nivel del dólar son que para lograr esto tendría que dejar que su dinero salga y entre libremente de su economía, lo que acrecentaría sus riesgos de enfrentar fuertes inestabilidades financieras; también tendría que afrontar déficits en su cuenta corriente para mantener el primer lugar entre las monedas de reserva, como sucede actualmente con Estados Unidos, lo que dejaría a su economía más expuesta a los cambios en los flujos mundiales de capital; por otra parte, ante la situación geopolítica que vive China, necesita de activos monetarios alternos y diversos.
Entre las ventajas de una desdolarización de la economía está una mayor autonomía frente a Estados Unidos, por la menor dependencia al dólar, y la posibilidad de reducir la volatilidad del sistema financiero mundial, por lo que además de China y Rusia, otros países se han sumado a este movimiento, como es el caso de la India que está intentando sustituir el dólar por la rupia en sus transacciones internacionales desde mediados del 2022.