El consumo y los hábitos particulares de cada persona generan un impacto sobre el medio ambiente. La alimentación, el transporte, el consumo de energía y las compras diarias son actividades que suman a la hora de determinar la huella de carbono de un individuo. Por este motivo, el rol de cada sector económico es clave para aumentar o reducir la afectación de los recursos del planeta. Algunas estimaciones indican que la industria petrolera y la de textiles y confecciones son las que mayor repercusión generan, pero, a su vez, han liderado las prácticas para reducir su huella de carbono (puede leer: ¿Qué Tanto Contamina Una Persona? Así es la Huella de Carbono Individual). Por su parte, en un perfil bajo se encuentra el sistema financiero, que aparentemente no provoca una alta afectación para el medio ambiente, no obstante, sus políticas de financiación sectorial inciden de manera directa sobre el deterioro o la conservación medioambiental.
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A nivel corporativo, hay dos grandes líneas que están renovando los esquemas de producción (le podría interesar: Empresas que Apuestan por Cambios en Energías y Materia Prima en Pro del Ambiente (Infografía)): una es la transición energética y la otra es la reducción en el consumo de plástico, que utiliza sustitutos, como el plástico vegetal. Entre los ejemplos de estas iniciativas se encuentran las Asociaciones Generadoras de Chile, que no construirán mas plantas de carbón; la transición energética de actores como Repsol, Shell y Total; la asignación de 2.250 megavatios de energía renovable a través de subasta en Colombia, que representa el 10% del sistema; la apuesta de Lego para que en 2030 todas sus fichas sean elaboradas con plástico vegetal y la fabricación de botellas de plástico con fibras celulósicas por parte de Pepsico, Danone y Nestlé.
Por su parte, en el sistema financiero se ha destacado la posición de Goldman Sachs, que recientemente lanzó un nuevo marco de política medioambiental con el compromiso de rechazar el financiamiento de nuevas minas de carbón térmico y la exploración de petróleo en el Ártico. Además, la compañía destinó un presupuesto de financiación de 750.000 millones de dólares para “transición climática y crecimiento inclusivo” durante la próxima década.
La política de Goldman se convierte en la más estricta entre los bancos de Estados Unidos y sigue la tendencia liderada por entidades europeas, como BNP Paribas, Royal Bank, Crédit Agricole y Barclays.
Entre tanto, en la banca colombiana se ha facilitado el desarrollo de iniciativas amigables con el medio ambiente a través de las denominadas líneas verdes ( Líneas Verdes: Proyección y Financiación para la Sostenibilidad), bonos verdes y financiación sostenible. Los proyectos beneficiados abarcan planes de energías renovables, transporte ecológico, construcciones y agricultura sostenibles, gestión de residuos, cadenas de suministro, entre otros. Adicionalmente, son incluidas las inversiones del ámbito social, como la infraestructura básica, servicios esenciales, vivienda asequible y generación de empleo. Y si bien se han logrado diversos avances, ningún banco local ha tomado la postura de vetar la financiación de algún sector por su impacto ambiental.
Se estima que para cumplir el objetivo de reducir en un 55% las emisiones de gases efecto invernadero para 2030, es indispensable la contribución del sistema financiero global, mediante el ajuste de las polítcias crediticias con criterios de conservación del medio ambiente.
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