El presente artículo fue publicado en la revista Time y escrito por el Analista Financiero Michael Sivy, quién expone por qué Alemania debería dejar la Zona Euro.
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La mayoría de discusiones relacionadas con la posible ruptura de la Zona Euro recaen en que Grecia acompañada de otros países con problemas financieros serían los que finalmente terminarían abandonando el Euro como moneda común. Sin embargo, hay una alternativa de solución donde los verdaderos problemas de la Zona Euro podrían abordarse mejor si Alemania fuera quién abandonara acompañada de algunos otros pocos países ricos.
El argumento a favor de los países débiles que saldrían de la Zona Euro es que serían capaces de escapar de las políticas de austeridad impuestas por Alemania. Una vez que abandonen el Euro, sus nuevas monedas se depreciarían rápidamente, haciendo que sus economías sean más competitivas a nivel internacional debido a que sus exportaciones serían más baratas, siendo este un punto atractivo para los compradores. En el proceso, los países débiles podrían tener un default (no pago) en sus deudas denominadas en Euros, pero este sería el precio por la libertad. Es de suponer, que los países ricos tratarían de establecer una más pequeña y viable moneda para la zona.
Por el contrario, que pasaría si fuera Alemania la que dejara la zona?. El Euro se devaluaría, en relación a la nueva moneda de Alemania y frente al dólar. Los países más débiles de Europa se quedan con el Euro y así obtienen la devaluación que necesitan, esto reduciría sus costos laborales y sería menos doloroso que el recorte masivo de empleos. Adicionalmente, el valor de sus deudas bajaría y sería más probable que sean capaces de hacer los pagos y evitar el default.
El argumento habitual en contra de esta solución es que a medida que el valor de la deuda denominada en Euros cae, los bancos de muchos países tendrán grandes pérdidas por los bonos que poseen. Sin embargo, las pérdidas por la caída en los precios de los bonos son menos perjudiciales que los default repentinos de los países. El objetivo en este punto no es tanto el de prevenir las pérdidas, sino encontrar la salida para que los bancos y demás instituciones financieras internacionales absorban las pérdidas sin provocar fallas repentinas y una crisis financiera global. En resumen, no se trata de dinero, se trata de la estabilidad, y en esta ocasión, puede ser más fácil mantener el orden sin la ayuda de Alemania.