- El aumento del salario mínimo en Colombia en 2024 generará costos laborales más altos, lo que podría restar competitividad al país, perjudicar las exportaciones y tener efectos negativos en las pequeñas empresas, lo que a su vez podría resultar en la destrucción de empleos formales.
- Un aumento del salario mínimo en términos reales del 1% produce una pérdida de empleos equivalente al 1%, lo que representa alrededor de 46 mil puestos de trabajo al año
- A pesar de los impactos negativos en la economía, los aumentos del salario mínimo pueden buscar el equilibrio fiscal, incentivar el consumo doméstico, mejorar la favorabilidad de los gobiernos y tener un efecto redistributivo del ingreso.
A finales del 2023 el gobierno nacional de Colombia decretó un aumento de 12% en el Salario Mínimo Mensual Legal Vigente (SMMLV) para 2024, el monto a pagar será de $1’300.000, por fuera de las demás prestaciones y gastos como las cotizaciones a salud y pensión, las primas, cesantías, contribuciones parafiscales, entre otras, que llevarían a los empleadores a un gasto mensual por trabajador con SMMLV cercano a los dos millones de pesos.
Fuente: Observatorio Laboral para la Educación / Elaboración: Sectorial
Reafirmándose así, la tendencia del país a ser una de las naciones con costos laborales más altos de la región, algo que le resta competitividad a la hora de atraer inversión extranjera, perjudica las exportaciones y tiene otros efectos negativos a nivel microeconómico, especialmente en las pequeñas y nuevas empresas que no pueden asumir los sobrecostos salariales, por lo que generan menos trabajo y destruyen empleos formales para reducir el impacto de estos costos en sus márgenes de ganancia.
De acuerdo con una investigación reciente coordinada por Luis Eduardo Arango y varios investigadores del Banco de la República, un aumento en términos reales del 1% en el salario mínimo produce una pérdida de empleos equivalente al 1%, lo que representa alrededor de 46 mil puestos de trabajo al año.
Del total de empleos perdidos, el 57 % se debería a empleos que podrían crearse, pero no lo hacen debido a la falta de capacidad de las empresas, mientras que el 43 % restante correspondería a trabajos que se dejarían de ofrecer o se destruirían para reducir costos, lo que incrementaría el desempleo y agravaría la informalidad laboral.
La misma investigación también señala otros efectos negativos del aumento del salario mínimo en términos reales, es decir, teniendo en cuenta el cambio en la inflación. Entre ellos se encuentra un aumento de la desigualdad, ya que, si bien mejoraría el ingreso de la mayoría de los hogares, aquellos más vulnerables serían más propensos a perder sus empleos y verse obligados a aceptar trabajos más precarios. Además, aumentaría la probabilidad de que los hogares caigan por debajo de la línea de la pobreza y provocaría incrementos en la inflación.
¿Por qué aumentar el salario mínimo si tiene tantos impactos negativos en la economía?
Los aumentos del salario mínimo buscan diversos objetivos, según información de la OIT, México ha buscado el favorecer su equilibrio fiscal con las alzas salariales, ya que estas tienen influencia en varias prestaciones de seguridad social. Por su parte, Brasil ha revalorizado su salario mínimo para incentivar el consumo doméstico. En muchas ocasiones el aumento del salario mínimo también es una estrategia política para mejorar la favorabilidad de los gobiernos.
Sin embargo, el argumento más usado para defender las alzas del salario mínimo es que estas provocan un efecto redistributivo del ingreso, sin embargo, la evidencia empírica, especialmente en economías poco desarrolladas con mercados laborales distorsionados parece contradecir tal suposición. (¿Es Necesario Fijar un Salario Mínimo?)
Tradicionalmente, el salario mínimo también se ha utilizado en los países que lo aplican como un mecanismo para proteger a los trabajadores de menores ingresos, especialmente durante crisis económicas y otras situaciones que puedan llevar a que muchas personas no tengan satisfechas sus necesidades básicas.
De hecho, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las economías desarrolladas han optado por ajustar únicamente sus salarios mínimos año tras año en función de la inflación, con el fin de evitar la pérdida de poder adquisitivo en períodos de relativa estabilidad.
En las economías emergentes y los países subdesarrollados parece haber un delgado límite después del cual aumentar el salario mínimo resulta perjudicial, por un lado, es muy importante tener en cuenta la variación de los precios para impedir que la inflación creciente afecte a los empleados de bajos salarios, a la vez que el alza debe ser contenida para evitar problemas de ilusión monetaria que provoquen mayores aumentos en la inflación. (Alza en Combustibles, Salario Mínimo, Dólar y Ultraprocesados Mantendrán Inflación Alta en 2023 (Video y Podcast))
La productividad laboral también es otra variable sobre la que se debe tener cuidado, ya que aumentos del salario mínimo inferiores al crecimiento de la productividad generan menos consumo y por ende menos ventas, llevando a una disminución de la demanda agregada, según la OIT, los aumentos del salario mínimo serían un incentivo para generar mayor productividad, ya que cuando los trabajadores son más productivos las empresas pueden pagar mejores salarios sin afectar su rentabilidad.
Al respecto, la principal dificultad de las economías con mercados laborales poco desarrollados es que tienen bajos niveles de cualificación y uso tecnológico ineficiente, por lo que la productividad no crece adecuadamente, justificando alzas mínimas de los salarios.
Por otro lado, en estos países también se enfrentan dificultades para medir estos. En el caso de Colombia, por ejemplo, se ha planteado que la productividad debería medirse según el sector, debido a la disparidad que existe entre las actividades económicas. También se ha determinado que existen diferencias regionales en cuanto a la inflación, por lo que los aumentos del salario mínimo no serían una política efectiva.