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Los Intereses Económicos Tras la Delimitación de las Fronteras Colombianas

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Desde la época de la independencia de los países latinoamericanos, la definición de sus zonas limítrofes ha sido un constante dolor de cabeza. Naciones como Argentina e Inglaterra que discuten soberanía sobre las islas Malvinas, Bolivia y su permanente reclamo a Chile por playas en el Pacífico, y Colombia que no ha logrado delimitar sus fronteras marítimas con Venezuela y Nicaragua, son, sin entrar en detalles, algunas de esas situaciones fronterizas en las que no ha sido posible conciliar aún, y en las que se hace necesaria la participación de organismos externos, como la Corte Internacional de Justicia –CIJ-. 
La delimitación de las fronteras terrestres de Colombia, si bien, fue compleja, se logró realizar. Con ello, quedaron establecidos los 2.219 km compartidos con Venezuela, los 1.645 km con Brasil,  los  266 km con Panamá, los 586 km con Ecuador y los 1.626 km con Perú. El problema se presenta cuando se habla de las fronteras marítimas y de forma especial cuando los intereses económicos que existen de por medio son monumentales. Un claro ejemplo, es la independencia de Panamá en 1903, la cual se gestó con el apoyo de los Estados Unidos, ante la fragilidad del Estado y la institucionalidad colombiana por la reciente guerra de los mil días. Dicho apoyo y pronto reconocimiento norteamericano a la nueva república independiente tenía en su fondo un interés netamente económico, como lo demuestran los 100 años que administraron el canal interoceánico de Panamá, la puerta marítima más importante para el comercio entre occidente y oriente.

 Fuente: Corte Internacional de Justicia /Emol.Modificación de Sectorial.

Hoy, la situación no parece ser distinta. La frontera marítima con Venezuela no se encuentra definida y el archipiélago de los Monjes, uno de los puntos en disputa, no tiene a la fecha soberanía definida. La principal razón,  es la supuesta existencia de petróleo en esa área y el importante flujo naval, ya que es la entrada al golfo de Coquibacoa.
En relación a Nicaragua, una réplica de lo sucedido en 1903, se avecina; no en términos poblacionales, ni administrativos, pero sí la intención que durante 500 años ha tenido Nicaragua de construir un canal interoceánico en su territorio, alterno al de Panamá. De ahí que la búsqueda del país centro americano de ampliar la frontera marítima no es una casualidad, sino la posibilidad de obtener más espacio sobre el Atlántico y facilitar el flujo naviero en aguas propias, una vez se construya el canal.
Al respecto, la CIJ falló dejando las zonas terrestres bajo la soberanía colombiana. Entre ellas están: Albuquerque, Bajo Nuevo, cayos del Este-Sudeste, Quitasueño, Roncador, Serrana, Serranilla, Catalina, islas del Maíz, Providencia y San Andrés. A cambio, extendió las fronteras marinas de Nicaragua por encima del meridiano 82, perjudicando a los isleños, dado que el mar territorial se fijó en sólo 12 millas náuticas. Esto, limita la pesca de sus habitantes, actividad que se constituye como una de sus fuentes económicas fundamentales, pues se trata de la pérdida de un 40% del mar en el que, antes del fallo, podían ejercer sus actividades libremente.
En relación al tema quedan entonces dos aspectos por analizar. El primero es observar que  el mega proyecto tendría más intereses geopolíticos que económicos, teniendo en cuenta que quien financiaría los US$50.000 millones del canal es la república de China. Paralelamente esta nación ha mostrado interés  en la construcción de un ferrocarril de 250 millas que uniría el puerto de Buenaventura con la costa Atlántica y agilizaría el transporte de carga (Ver: El Transporte Terrestre de Carga Terminó Desacelerado el 2014 y Comenzó Inmovilizado en 2015). De la misma forma, estudia otra mega obra. Se trata de un ferrocarril transcontinental avaluado en cerca de 10.000 millones de dólares entre Perú y Brasil. El segundo gran análisis radica en la capacidad negociadora que en la historia han presentado los gobiernos del país en temas de fronteras y de TLCs (Ver: Impacto Negativo de la Apertura Económica en Colombia: el Efecto de los TLCs). Luego de la independencia,  Colombia estaba constituida por un territorio de 2.583.000 kilómetros cuadrados, del cual un 8.8% eran aguas. Ahora, tiene 1.142.000 kilómetros cuadrados, es decir, un poco menos de la mitad. Brasil, Perú, Panamá son algunos casos para recordar.
Por ahora queda en veremos las negociaciones fronterizas con Venezuela, que según los cancilleres de los dos países están en proceso de retomar. De igual forma, sigue pendiente la revisión solicitada a la Corte Internacional de Justicia en la cual se esperan cambios sobre los lineamientos del 2012 que definen los límites marítimos Nicaragua-Colombia, la cual se realizará entre el 5 y el 9 de octubre de 2015. De no existir modificación, 75.000 kilómetros cuadrados de mar, según la Armada Nacional, pasarían a ser nicaragüenses y de paso la pérdida de frontera con Costa Rica y Honduras.

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