En el acumulado al tercer trimestre de 2022, el PIB de la ganadería no registró crecimiento comparado con el mismo periodo de 2021. La disminución de la demanda interna y por ende del número de cabezas sacrificadas (6%), en un escenario de declive de las exportaciones del sector, explican este desempeño. A lo anterior, se suman factores monetarios como el alza de los costos de producción que terminaron por impulsar al alza tanto el IPP como el IPC de los productos cárnicos, llevando a que tomaran impulso el consumo de bienes sustitutos como la carne de pollo, cerdo y huevos. En el contexto futuro, el sector enfrenta grandes retos entre los que destacan: ajustar la cadena productiva al impacto de la reciente aprobada reforma tributaria, incrementar la productividad y disminuir la generación de gases efecto invernadero.
Según el informe de Perspectivas Agrícolas 2022-2031 de la FAO, los dos indicadores que miden los niveles de productividad de carne: off-take o cantidad de carne producida por animal y el coeficiente de conversión de forraje, han mejorado en los últimos 30 años y se prevé que continúen así en la siguiente década. Sin embargo, la FAO recalca que existe una gran disparidad por países. Un ejemplo en el caso vacuno para el off-take en Canadá y la Unión Europea, que alcanzan un rendimiento de 122 y 133 kilos por año/res, respectivamente; comparado con Brasil que alcanza solo 39 kilos por año/res. Estas diferencias alineadas al inventario requerido, vinculan de forma directa con la producción de Gases de Efecto Invernadero, GEI.