A medida que el mundo se ha digitalizado, el uso de herramientas tecnológicas se ha vuelto más importante en la vida diaria, al punto que muchas personas son dependientes de dispositivos móviles como el celular. Los móviles no sólo ofrecen facilidades para realizar todo tipo de transacciones, hacer consultas y mantenerse informados, sino que también pueden generar cierta adicción a las redes sociales y la necesidad de estar en constante contacto a través de estos medios virtuales.
No obstante, para muchas personas, el celular es algo más que indispensable, se ha convertido en un foco adictivo que está generando una serie de trastornos ligados a su uso. Si bien estos dispositivos facilitan la ejecución de actividades cotidianas por todo lo que se puede realizar desde los celulares, un uso excesivo puede ocasionar problemas de dependencia, adicción e incluso miedo.
Para describir el comportamiento de dependencia excesiva o fobia a estar sin usar el celular, surgió el término nomofobia (non-mobile-phone-phobia), que fue acuñado en 2009 en Reino Unido para referirse a la dependencia y ansiedad que pueden llegar a experimentar los usuarios con el uso de smartphones.
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La nomofobia puede entenderse como el miedo o la ansiedad extrema de carácter irracional que se origina en algunas personas que permanecen durante un periodo de tiempo sin usar su teléfono móvil.
Según las hipótesis de diferentes estudios enfocados en la nomofobia, las causas de esta fobia son las siguientes:
- Imposibilidad para comunicarse con otros a través del móvil.
- Pérdida de conexión.
- Incapacidad para acceder a la información y mantenerse enterado constantemente de lo que pasa en las redes.
- Renuncia a la comodidad.
Un comportamiento nomofóbico podría derivarse, por ejemplo, cuando una persona ha olvidado su teléfono en casa y al darse cuenta en la calle, comienza a agobiarse, sentir miedo o paralización. Tal situación puede generarle cierta ansiedad por no tener facilidad de comunicarse instantáneamente con otras personas o no saber si alguien está intentando comunicarse con el (ella). También ocurre por no poder consultar al instante las notificaciones de las redes sociales. Sin embargo, experimentar esta ansiedad también se debe a que desarrollamos cierta dependencia con nuestros dispositivos móviles y no porque estemos padeciendo de nomofobia.
La nomofobia se concibe como un miedo más extremo, que puede llegar a entorpecer y dificultar la vida diaria de la persona cuando no hace uso instantáneo del móvil.
Los comportamientos más usuales de los nomofóbicos se resumen en lo siguiente:
- Mirar constantemente el móvil para ver si ha recibido algún mensaje.
- Perder horas de sueño para sumergirse en las redes sociales.
- Resistencia a ir a los sitios en los que no haya cobertura.
- No apagar el móvil en ningún momento.
- Siempre estar pendiente de localizar un enchufe que le permita recargar la batería.
En un estudio reciente, realizado en la Universidad de Granada, España, ‘Nomofobia, el creciente miedo de un individuo a quedarse sin un teléfono inteligente: una revisión sistemática de la literatura’, se ha documentado que un porcentaje significativo de personas padecen este problema, afectando negativamente la personalidad del individuo, generando ansiedad, estrés y desmejorando el rendimiento académico en el caso de los estudiantes.
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En el estudio se determinaron algunas variables que pueden ser predictoras de nomofobia, entre ellas se encuentran: la sensibilidad interpersonal, el comportamiento obsesivo-compulsivo, la cantidad de horas diarias dedicadas a usar el teléfono móvil y los malos hábitos de vida como el sacrificio de horas de sueño por estar pendiente del celular. Asimismo, la edad es otro factor que influye, encontrándose este padecimiento con mayor frecuencia en los adolescentes y estudiantes de distintas etapas educativas.
Por su parte, dentro de las consecuencias de la nomofobia se encuentran tener peores hábitos alimenticios, disminuir el tiempo de descanso, aislamiento social, tener menor rendimiento en el estudio o trabajo y pasar mayor parte del tiempo distraído. A nivel de afecciones mentales se considera que puede desencadenar fobia social, depresión o hiperactividad.
Si bien se precisa de mayor investigación para estudiar este fenómeno, en varios análisis llevadas a cabo, se ha situado como una de las patologías más comunes que han nacido tras la revolución digital de los últimos tiempos.
Vale mencionar que la nomofobia aún no se ha catalogado como una patología o trastorno del comportamiento, pero sí como la consecuencia de una adicción al uso desmedido de los teléfonos inteligentes. Este comportamiento ha dado paso a otros relacionados con la dependencia del móvil y que recientemente se ha bautizado como Fomo (fear missing out), que significa miedo a estar desconectado.
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