La normativa de deforestación podría reducir la competitividad de productos como el café y el cacao en el mercado europeo, afectando la economía colombiana.
Aunque la normativa europea presenta barreras, también ofrece la oportunidad de mejorar la sostenibilidad y abrir nuevos mercados.
La aprobación del Reglamento Europeo de Deforestación (EUDR), que busca evitar la importación de productos provenientes de áreas ilegalmente deforestadas traerá significativas implicaciones para las exportaciones colombianas hacia la Unión Europea.
La Ley de Deforestación de la Unión Europea (UE) es una medida que busca evitar la importación de productos procedentes de áreas deforestadas de manera ilegal a partir del 31 de diciembre de 2020. Esto implica que los proveedores deben certificar el origen de sus productos para garantizar su trazabilidad. La norma cubre una amplia gama de productos, incluyendo cacao, café, aceite de palma, soya, madera, carbón vegetal, derivados de aceite de palma y ganado, así como productos elaborados con estas materias primas. La UE implementará controles de importación clasificando a los países según su riesgo de deforestación, utilizando geolocalización para verificar la cadena de suministro.
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La implementación de sistemas de trazabilidad que certifiquen que los productos no provienen de áreas deforestadas es uno de los mayores retos. Según Javier Díaz, director de la Asociación Nacional de Comercio Exterior, la necesidad de georreferenciar las parcelas y certificar la procedencia de los productos implica mayores costos para los productores colombianos. Este incremento de costos se reflejará en el precio final de los productos, lo cual podría reducir su competitividad en el mercado europeo.
Los pequeños productores son los más vulnerables a las nuevas regulaciones. La falta de recursos tecnológicos y financieros para implementar sistemas de trazabilidad dificulta su capacidad para cumplir con los estándares exigidos. La diferenciación entre pequeños y grandes productores, así como el apoyo a los primeros, será crucial para evitar que las normativas europeas perpetúen desigualdades económicas. Además, surgen interrogantes sobre la compensación económica para los países que conservan áreas forestales. Aunque la normativa puede fomentar la innovación y generar oportunidades de negocio en sectores verdes, como las energías renovables, también plantea preocupaciones sobre los requisitos para cumplir con los estándares ambientales europeos, lo que podría afectar la competitividad de los exportadores.
El Reglamento Europeo de Deforestación no sólo impacta a los productores sino también al mercado en general. La posibilidad de que productos colombianos, como el café y el cacao, no puedan ingresar al mercado europeo si no cumplen con los estándares de sostenibilidad, podría reducir las exportaciones y afectar significativamente la economía del país. En 2023, las exportaciones colombianas a la Unión Europea totalizaron 6.809 millones de dólares, donde los productos no minero energéticos representan el 33% y se destacan productos como bananas o plátanos frescos, aguacate Hass, gulupa, uchuvas, café, aceites y grasas.
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En el departamento del Huila, ya se están implementando proyectos piloto para asegurar que el café exportado cumpla con estos estándares. La transparencia en la cadena de suministro no sólo es un requisito legal, sino que también puede mejorar la imagen de los productos colombianos, abriendo potencialmente nuevos mercados y oportunidades de negocio en el ámbito de la sostenibilidad.
Para enfrentar estos desafíos, Colombia necesita una respuesta coordinada entre el sector privado y el gobierno. La cooperación técnica y financiera con entidades internacionales es crucial para desarrollar e implementar las tecnologías y metodologías necesarias para cumplir con los estándares europeos. Además, es vital que el gobierno colombiano promueva políticas de apoyo a los pequeños productores para facilitar su acceso a los mercados internacionales bajo las nuevas regulaciones.
El Pacto Verde Europeo presenta un desafío significativo para las exportaciones colombianas, especialmente en sectores clave como el café y el cacao. El aumento de costos y la necesidad de implementar sistemas de trazabilidad imponen barreras que podrían afectar a los pequeños productores. Sin embargo, con una estrategia adecuada que incluya cooperación internacional y apoyo gubernamental, Colombia puede no sólo cumplir con los nuevos requisitos, sino también posicionarse en la producción sostenible. La transición hacia prácticas más verdes no sólo es una exigencia legal, sino una oportunidad para innovar y asegurar un futuro más sostenible para la industria agroexportadora del país.
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