De acuerdo con el Banco Mundial, el crecimiento de la economía global se verá impactada por el fenómeno inflacionario, el alza en las tasas de interés, la disminución en las inversiones y los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania. En este contexto, cualquier evento desfavorable imprevisto puede conducir a una nueva recesión, que sería la segunda de la década. En su análisis de junio de 2022, la entidad proyectó un crecimiento en 2023 de 3,0%, y en su recienta análisis ajustó la proyección es 1,3 puntos porcentuales (pps) menor, con una estimación del 1,7%. En particular, el 95% de los países avanzados experimentó una corrección a la baja en el pronóstico de crecimiento, mientras que, en los países emergentes y en desarrollo, la proporción fue de 70%. La desaceleración en las economías avanzadas es especialmente alarmante porque, en décadas recientes, ese fenómeno ha anticipado a las recesiones mundiales.
En este mismo sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que un tercio de la economía mundial entrará en recesión en 2023, incluyendo la mitad de la Unión Europea, China y Estados Unidos. El panorama para las economías emergentes se verá empeorado por los efectos de las altas tasas de interés y el deterioro de las monedas locales frente al dólar.
En adición, la menor dinámica económica traerá consigo una reducción en el ingreso por persona y, a su vez, obstaculizará la lucha contra la pobreza. Según el Banco Mundial, “los países emergentes y en desarrollo se enfrentan a un período de varios años de crecimiento lento impulsado por una pesada carga de la deuda y escasas inversiones; al mismo tiempo, el capital mundial es absorbido por las economías avanzadas que enfrentan niveles de deuda pública extremadamente altos y tasas de interés crecientes. El bajo nivel de crecimiento y de inversión empresarial agravará los retrocesos en materia de educación, salud, pobreza e infraestructura, que ya son devastadores, así como las crecientes demandas derivadas del cambio climático”.
Fuente: Banco Mundial
En el caso de América Latina y el Caribe, el Banco Mundial corrigió a la baja las proyecciones del crecimiento en 0,6 pps con respecto a las estimaciones de mitad de 2022. Para Alfredo Coutiño, director de Moody’s Analytics para la región, “a pesar de que el crecimiento de la región aún se mantendrá en terreno positivo, el riesgo de recesión se mantiene latente en caso de que se presente una caída de las principales locomotoras mundiales”. La desaceleración de las economías grandes trae consigo una menor demanda por exportaciones, al tiempo que presiona a la baja los precios de las materias primas, lo que afectará el comercio internacional con ellas. De otro lado, también se estima que la inversión extranjera hacia la región se verá afectada por el aumento en los costos de financiamiento, la menor confianza empresarial y la incertidumbre entorno a la regulación.
En el caso de Colombia, diversos analistas del mercado estiman que el país cerró el 2022 con un crecimiento en su Producto Interno Bruto (PIB) de entre el 7,7% y el 8,0% con respecto a 2021 y de más del 10,8% en comparación con la prepandemia. Así, la economía sería la de más alto crecimiento y recuperación con respecto a sus contrapartes de la región. Para 2023 se prevé una moderación en la dinámica económica, que estaría explicada por una desaceleración en el consumo privado. De esta manera, el presente año sería de ajuste macroeconómico, luego del sobrecalentamiento causado por la recuperación de la crisis de la pandemia, aunque no se espera que el país entre en una fase de recesión. De acuerdo con Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, “incluso con nuestra proyección, si miramos en conjunto 2022 y 2023, estaríamos creciendo a un ritmo considerablemente más alto que el promedio de América Latina”.
Del mismo modo, el Banco Mundial, que en junio de 2022 estimaba que la economía colombiana crecería un 3,2% en 2023, ajustó a la baja su proyección en enero de 2023, quedando en 1,3%. A pesar de ello, el país tendría un mejor desempeño que las economías más grandes de la región como México (0,9%) y Brasil (0,8%).
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