Entre los obstáculos que tiene la humanidad para seguir su desarrollo se encuentra el cambio climático. Desde aumento de las temperaturas hasta la disminución de la biodiversidad, el desequilibrio en el medio ambiente está afectando el entorno en el que vivimos de muchas maneras. Pero también hay una amenaza adicional que se asocia con estas alteraciones: la posibilidad de que se produzca una nueva pandemia.
El cambio climático está teniendo un efecto directo en la flora y fauna que habitan en el planeta. Los animales, en particular, están siendo afectados de manera significativa, ya que el clima está cambiando sus patrones de migración y alimentación. La deforestación, invasión de los hábitats, la expansión urbana y más. La probabilidad de que la próxima pandemia surja de una rata aumenta cada año y es mayor comparada con muchas especies. A menudo, sin darnos cuentas, le facilitamos la vida a las ratas al alterar su hábitat natural, la construcción de suburbios, centros comerciales o áreas de cultivo son nidos para roedores que se reproducen, adaptan y se expanden cada vez más. Lo que se traduce en un contacto más cercano con los humanos. (Nuevo estudio revela que el cambio climático podría desencadenar la próxima pandemia)
Cuando los animales son forzados a migrar hacia nuevos hábitats e interactuar con otras especies con las que normalmente no se encontrarían, puede generar una serie de consecuencias impredecibles. Por ejemplo, en los últimos años, hemos visto el aumento de enfermedades transmitidas por animales, como el ébola, el zika o el VIH. Estas enfermedades son conocidas como zoonóticas, es decir, enfermedades que se transmiten de animales a humanos.
Una considerable cantidad de estudios demuestran que los ecosistemas en los cuales interviene el hombre son zonas de alto riesgo zoonótico. Por ejemplo, la deforestación es uno de los principales factores que contribuyen a la aparición de brotes de enfermedades contagiosas. Sobre todo, en países con ecosistemas tropicales, donde la deforestación abre paso a actividades como la producción de carne, soya y aceite de palma, actividades mineras y la expansión urbana. Esta no es la única manera en la que la humanidad se arriesga en conocer nuevas enfermedades, el comercio de vida silvestre es otra, siendo un negocio en crecimiento, ya que es altamente lucrativo. Esta actividad es estimulada por el consumo de carne exótica, mascotas, fabricación de medicinas o pieles. Todos estos factores en conjunto aumentan de manera exponencial la posibilidad de incubación de una nueva enfermedad zoonótica.
Para prevenir una nueva pandemia, es importante tomar medidas desde ya. El brote del virus Nipah en 1998 costó 500 millones de dólares, en 2003 con el brote de SARS la cifra aumentó a 40.000 millones de dólares. El servicio de investigación del congreso de Estados Unidos proyectó en un informe del 2021 que los costos del COVID-19 llegarían a los 28 billones de dólares. La adopción de medidas preventivas no solo tiene el potencial de salvar vidas, también puede ahorrar dinero. Un informe conjunto entre la ONU y la OMS, estiman que, con una inversión anual de 140 millones de dólares a lo largo de 10 años, los científicos podrían reconocer el 85% de los virus en todo el planeta; adicional a esto, poner a disposición las secuencias genéticas a las farmacéuticas podrá hacer más efectivas la creación y fabricación en masa de nuevas vacunas.
De la misma manera, reducir los gases de efecto invernadero y preservar los ecosistemas naturales es vital para mantener el equilibrio natural del planeta, estos esfuerzos ayudarán a prevenir cambios drásticos en la temperatura y comportamiento de los diferentes factores climáticos en el mundo y la perdida de especies animales. En conclusión, el planeta necesita hacer frente a posibles amenazas futuras para la humanidad. Es importante reconocer que existe una conexión entre el cambio climático y la posibilidad de una nueva pandemia. La implementación de políticas sostenibles y el uso de tecnologías limpias es apenas una pequeña parte de todo lo que podemos hacer para evitar o en su defecto, mitigar los efectos de una nueva pandemia.
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