De acuerdo con cifras de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la producción de cereales en Colombia evidencia descensos en los últimos años. Uno de los factores que ha influido en esta dinámica es la importación de granos, que ha crecido en un 32% desde 2004, especialmente proveniente de Estados Unidos.
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Este fenómeno también generó que el área sembrada de cereales cayera 8.4% en el primer semestre de 2019, respecto al mismo periodo del año anterior. En la actualidad, el maíz se mantiene como el cereal con mayor participación en el área sembrada, seguido por el frijol, la soya y la arveja.
El consumo de maíz, a nivel nacional, proviene en un 85% del maíz amarillo, el cual se destina para el consumo animal, mientras que el 15% restante es blanco para la dieta humana. Aunque las hectáreas sembradas en 2017 y 2018 fueron las mismas, la producción y el rendimiento tuvieron una disminución de 5.6% y 7.3%, respectivamente.
Cifras: Fenalce. Elaboración: Sectorial
De acuerdo con la consultora de materias primas, AgRural, la producción de maíz en América Latina será la mayor de la historia, luego de que los agricultores recolecten la segunda cosecha de 2019. Una de las razones es el comportamiento positivo de Brasil, que llegará a 99,2 millones de toneladas en el ciclo 2018/2019, gracias a sus condiciones climáticas y de suelo.
De otro lado, en el marco de Agroexpo 2019, se lanzó un plan estratégico llamado ‘Maíz para Colombia’, que pretende volver al maíz sustentable, rentable y suplir la demanda nacional, contribuyendo a la reducción de las importaciones de cara a 2030. En este orden de ideas, para 2030 se espera un aumento de 27.4% en la demanda total de maíz.
Finalmente, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural puso en marcha del Plan de Ordenamiento de la Producción, con el fin de mitigar los ciclos de sobreproducción y escases, disminuir la volatilidad de precios y reducir los costos de producción. La principal cadena priorizada para este plan es el maíz, para el que se propusieron cinco iniciativas: adopción de semilla mejorada, seguridad nutricional, agricultura sostenible al clima, redes de acompañamiento a la innovación y vinculación de productores competitivos al mercado.
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