2022 fue un año caracterizado por alta inflación en varias regiones del mundo, Estados Unidos y países europeos experimentaron incrementos en precios que no veían en casi medio siglo, todo esto derivado de problemas logísticos heredados de desbalances entre oferta y demanda durante la pandemia por Covid 19, de altos precios en energéticos e insumos agrícolas por la confrontación bélica entre Rusia y Ucrania, de las restricciones productivas en China por la política de cero covid, entre otros que no solo impactaron a las grandes economías sino que también se extendieron a regiones como Latinoamérica.
El principal instrumento de política monetaria para controlar la inflación es la tasa de interés de los bancos centrales, por ello el año pasado también estuvo marcado por los constantes incrementos en las tasas de interés que pretenden frenar la demanda para evitar el crecimiento desbordado de los precios. El reto para los hacedores de política está en determinar hasta que punto se debe subir el interés para enfriar la economía, pero sin llevarla a la recesión, lo que en ocasiones resulta inevitable.
Técnicamente se considera que una economía entra en recesión cuando registra dos períodos consecutivos de decrecimiento en su Producto Interno Bruto (PIB). La recesión económica es una de las fases del ciclo económico caracterizada por la disminución en el consumo, la inversión y la producción y por el aumento en el desempleo, y aunque se hable de “ciclos económicos” no hay una periodicidad específica para el surgimiento de una recesión.
La última recesión que experimentó el mundo, especialmente Estados Unidos, fue la Gran Recesión que inició desde finales 2007 y se prolongó durante 18 meses y que se originó en la explosión de una burbuja inmobiliaria. En 2022 varios países vivieron un periodo de fuerte contracción por el impacto de la pandemia del coronavirus, pero en la mayoría de las economías no alcanzó a ser una recesión técnica porque su PIB solo decreció un trimestre, así sucedió en el caso colombiano.
Para 2023 hay riesgo de que economías como la estadounidense entren en recesión, de acuerdo con los economistas de Goldman Sachs Group en enero la probabilidad de que EEUU entrará en recesión en los próximos 12 meses era de 25%, para este mismo equipo de análisis esta probabilidad se situaba en 35% finalizando 2022.
Esta situación también genera temores para otras economías como la colombiana, que también ha tenido que implementar una política monetaria contractiva y donde la inflación de enero de 2023 fue la más alta en los últimos 23 años, situación que anticipó el Banco de la República al subir la tasa de política monetaria en 75 puntos básicos para ubicarse en 12.75%.
De acuerdo con la plataforma www.sectorial.co, no hay evidencia suficiente para anticipar una recesión en la economía colombiana, lo que si es claro es que la actividad económica va a experimentar una desaceleración fuerte, luego de dos años de positivo crecimiento. Esta desaceleración se empezó a sentir desde el último trimestre de 2022 cuando bajo la dinámica del comercio, se frenó la generación de empleo, se deterioró la calidad de la cartera y se moderaron expectativas por parte de empresarios y consumidores.
De acuerdo con Alejandro Escobar Correa, gerente estratégico de Sectorial.co, como la economía colombiana también depende de las dinámicas de otros países con los cuales se tiene un considerable intercambio comercial, recientemente ha sido positiva la disminución en la probabilidad de recesión en Estados Unidos y las mejores proyecciones de crecimiento para la economía China, y por otro lado, Colombia podría verse favorecida en 2023 del restablecimiento de las relaciones con Venezuela.