El sector cafetero colombiano, que representa el 13,2% del PIB agropecuario, ha enfrentado una serie de desafíos en los últimos años, desde condiciones climáticas adversas hasta presiones económicas. Aunque en 2023 El Niño ofreció un respiro, los crecientes costos de producción y la disminución del área cultivada han afectado la rentabilidad y la demanda. La volatilidad de precios, influenciada por la producción en Brasil y, a nivel interno, la Tasa Representativa del Mercado (TRM), ha exacerbado la situación, mientras que las restricciones de exportación de la Unión Europea y la incertidumbre geopolítica han añadido complejidad al panorama futuro.
A pesar de estos desafíos, surgen oportunidades. El proyecto de siembra de café robusta en nuevas regiones podría impulsar la productividad y diversificar el mercado, aunque enfrenta resistencia debido al predominio del café arábico. La innovación agrícola, como el desarrollo de plantas resistentes y la renovación de cultivos, ofrece oportunidades para la sostenibilidad a largo plazo del cultivo.