El significado de progreso, tomado de forma literal, sugiere el avance que experimenta una persona hacia un estado mejor, más adelantado o desarrollado. Un mejor estado para algunos es contar con salud física, salud mental, alimentación, educación, vivienda, recreación, conformar una familia, ayudar a causas nobles, llevar recursos a regiones donde no existen, entre otras variables. Sin embargo, cuando se trata de medir el progreso, muchos utilizan el dinero como un termómetro. Pero ¿el dinero debe ser un objetivo en sí o el resultado de hacer las cosas bien? Y ¿qué significa realmente el progreso?
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Considerar el dinero como sinónimo de progreso es propio de la cultura del narcotráfico, que ha conllevado a los flagelos de secuestros, robos, asesinatos, corrupción y criminalidad, gracias a la mentalidad de que salir de pobre se puede lograr de forma rápida y nada se debe interponer en ese objetivo. En este sentido, el dinero como único parámetro válido para legitimar el progreso constituye una herencia inescrupulosa que deja entre dicho la visión de largo plazo, el trabajo duro y la paciencia, requisitos indispensables para alcanzar la riqueza (El Efecto del Narcotráfico en la Mentalidad del Progreso Colombiano).
Por otro lado, existe un consenso sobre el desarrollo de la electricidad como uno de los ejemplos tangibles del progreso (El Viaje de la Luz), ya que permitió mejorar las condiciones de vida de las personas, al ayudarles en la cocción de los alimentos, el trabajo de noche, salvar vidas en los hospitales, estar informados y comunicados con la llegada de la radio y televisión, avanzar a través de la implementación de la tecnología, entre otros resultados. No obstante, para que estos avances se dieran, fue necesario el ingenio de Tales de Mileto, en el 600 AC, quien descubrió que el ámbar, al ser frotado, adquiere el poder de atracción sobre algunos objetos, además de los aportes de personajes como William Gilbert, Benjamín Franklin, Alessandro Volta, Luigi Galvani, André-Marie Ampere, Michael Faraday, James Prescott Joule, Heinrich Rudolf Hertz, hasta llegar a la bombilla de Thomas Alva Edison (Los Fracasos de la Mente Brillante de Thomas Edison) y la corriente alterna de Nicola Tesla, que inspiró la generación de energía en grandes volúmenes.
Otros grandes ejemplos que han permitido mejorar la condición humana se encuentran a partir del desarrollo de los dispositivos tecnológicos, inspirados por los avances de Alan Turing, pasando por Konrad Zuse, Douglas Engelbart, Steve Wozniak (El Poder de los Introvertidos), Bill Gates y Steve Jobs, o el automóvil, con mentes como la de Henry Ford y Elon Musk, en la actualidad.
Entonces, al analizar estos elementos, se podría concluir que, si simpatizamos con los otros y aplicamos nuestro ingenio para mejorar la condición humana, generamos progreso.
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