Recientemente, el presidente Gustavo Petro dio a conocer el borrador del decreto que lo faculta para asumir funciones de control y regulación de los servicios públicos en el país. Así, basado en el artículo 370 de la Constitución, y el 68 de la Ley 142 de 1994, el jefe de la nación asumirá funciones de carácter general que habían sido delegadas a la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) y la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (CRA). Ello, direccionado a la búsqueda de toma de decisiones oportunas que puedan responder y ajustar técnicamente los factores que están ocasionado los incrementos tarifarios en la distribución de energía a nivel nacional.
Pero, ¿Cuán efectivas han sido estas medidas en países que tomaron acciones de regulación semejantes? Existen dos casos recientes.
Hungría
En enero de 2022, y a raíz de un continuo aumento generalizado de los precios, el primer ministro de esta nación anunció que se detendría el precio de una serie de productos y servicios, dentro de los cuales se encuentran la electricidad y el gas, y no podrían costar más de lo que costaron hasta el 15 de octubre de 2021; la medida fue prorrogada en varias ocasiones y, además, fueron añadidos más productos a la lista de precios regulados. Sus efectos fueron:
• El precio de la energía, sostenido artificialmente por intervención estatal, generó un incremento en la demanda que puso en riesgo el abastecimiento, y llevó a sus funcionarios a negociar compras de gas adicionales con Rusia por hasta 5,8 millones metros cúbicos.
• Hungría registró la inflación interanual más alta de la Unión Europea (24,5%), que en el caso de las fuentes de energía fue de 55,5% según la Oficina Central de Estadísticas (KSH).
• En comparación con diciembre de 2021, en el mismo mes para 2022 el precio de gas incrementó un 97,8% y la electricidad un 27,8%.
• Ante la insostenibilidad de los precios máximos, y una eventual eliminación de tope a los precios, el consumidor se enfrentaría a un nivel de precios significativamente más alto, entendiendo que, cuanto más tarde se proyecte eliminar el tope de precios, mayor será su aumento.
Argentina
La República Argentina, encabezada por Alberto Fernández, ha sentado un precedente cercano a la actualidad que hoy concierne a Colombia en términos de regulación de servicios públicos. En 2020, y como parte de un proyecto de ley, la nación intervino el Ente Nacional Regulador de Electricidad (ENRE) y el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas). La medida fue ejecutada con la finalidad de tener preponderancia en el proceso de ajuste de precios.
Para diciembre de 2020, Argentina contaba con el precio de electricidad más bajo respecto a sus vecinos; esto es, un 67% más barata que Uruguay y 50% más barata que Chile y Brasil. Tal nivel obedecía a la fijación de precios y subsidios otorgados por el gobierno nacional (recurrentes a lo largo de diferentes administraciones), y generaron que el gasto en electricidad y gas de los hogares pasara de 5,9% en 2018 a 2,9% en 2020, apoyado por el comportamiento de los precios internacionales de energía para ese periodo de tiempo.
Para Junio de 2022, el Estado argentino cubría en promedio más del 70% de los costos de energía de los hogares y, en los últimos 15 años, ha destinado 200.000 millones de dólares en subsidios a energía y transporte.
Efectos de la regulación en Argentina:
• A raíz de la insostenibilidad del modelo de financiamiento de servicios públicos, Argentina implementó la llamada “Segmentación energética”, que supone una iniciativa para reorganizar y priorizar los destinatarios de subsidios a la electricidad y el gas según el carácter socioeconómico de los hogares.
• La segmentación a los subsidios supone que el 30% de los hogares perdieran el 20% de la reducción en tarifas con que contaban, entre diciembre y enero de 2022 perdieron otro 40% y, entre febrero y marzo de 2023, perderán el 40% restante.
• Se estima que un hogar de ingresos medios, con un consumo mensual de 300 KW de electricidad, estaría pagando $6.109 en febrero de 2023, 86% más respecto a agosto del año pasado.
• Respecto al gas, se estima que para un hogar que consume entre 651 a 800 metros cúbicos al año, la cuenta habrá incrementado de $1.718 en enero de 2022, a $7.476 para finales de 2023.
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