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¿Son la Apertura y el Libre Mercado Sinónimos de Crecimiento Económico?

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Durante la última década, muchos países, economistas e instituciones han hablado de liberalización de la economía y la apertura del mercado como la fórmula para la prosperidad económica. En Colombia, puntualmente, este tema ha generado grandes debates desde comienzos de los años 90, cuando se implementaron políticas neoliberales. ¿Cuál ha sido el resultado después de casi dos décadas?

Fuente: Pexels

Un Poco de Historia…
Desde el siglo XVIII, Adam Smith y David Ricardo, sustentaron que el libre mercado y la apertura económica de los países era eje fundamental para el crecimiento de una nación. Para esto, proponían una intervención mínima del Estado, siendo el mercado el que definiría los patrones del comercio. Sus ideas se sustentaban en el intercambio de bienes y servicios, teniendo en cuenta las ventajas que cada país tenía. Para Smith, el comercio era ideal cuando existiera una ventaja absoluta en la producción de un bien específico, y para David Ricardo, el comercio internacional debía presentarse en cualquier momento, ya que cada país se especializa en la producción de un bien y posteriormente se intercambiaban, lo que se conoce como ventaja comparativa. No obstante, este último postulado ha sido ampliamente cuestionado, ya que anula la diversificación de la canasta exportable de un país y crea el escenario para la aparición de la Enfermedad Holandesa (como en Colombia sucedió con el petróleo en detrimento del agro), con lo cual especializase en un solo producto para exportarlo e importar los demás resulta ser un arma mortal para una economía.
La liberalización de una economía conlleva a un sin número de reformas que muchas veces se traducen en costos o beneficios. Supone desde la teoría un beneficio, ya que se reducen aranceles para las importaciones y por lo tanto los consumidores pueden escoger entre una gama más amplia de bienes; además, estimula al empresario a ser cada vez más competitivo. Sin embargo, el gran problema de estas políticas radica en la diferencia de competencia entre los países, el acceso a tecnologías y el nivel de intervención estatal que se efectúa mediante subsidios y financiaciones para la producción local, puesto que en la mayoría de los casos no se compite en igualdad de condiciones y las economías “ricas” terminan usufructuando los recursos y riquezas de las economías “pobres”: ahí, radica el principal problema de la apertura.
¿Qué ha Pasado en Colombia?
Desde comienzos de la década de los 90, Colombia abrió sus fronteras al libre mercado como propuesta para sanar la economía local, en un momento en el que la mayoría de economías latinoamericanas también lo hicieron. Todo esto enmarcado en el Consenso de Washington. En tal acuerdo, se implementaron varias reformas: reducción de tasas arancelarias, desmonte de regímenes de licencias previas, incremento de impuestos regresivos para cubrir el déficit por aranceles, disciplina presupuestaria de los gobiernos, privatizaciones de empresas públicas, desregularización de los mercados, entre otras. El gran error de estas políticas, que definían la apertura, fue pensar que se podían aplicar al pie de la letra las teorías de David Ricardo o Smith, es decir, en el caso colombiano con EE. UU., intercambiar motocicletas Harley Davidson por uvas o aguacates, ya que la competencia no está entre los productos especializados, sino cambiar materias primas por productos transformados con alto valor agregado. En Colombia, todos los productos del agro (arroz, maíz, trigo, cebada, soya, avena, etc) tiene altos costos para insumos y difícil acceso al crédito, mientras que las economías de mayor poder de inversión le inyectan recursos y mano de obra barata con el fin de derrotarlos en los mercados internacionales. Así, las economías más poderosas imponen condiciones y terminan sacando provecho de aquellas que no tiene tanto poder de inversión.
Esto ha generado un gran detrimento no solo en el sector agropecuario, sino en diversos sectores de la economía local. En el sector textil existían los llamados clúster económico. Por ejemplo, se sembraba algodón en el Cesár, luego era tratado en Medellín para producir las telas y posteriormente enviado al Eje Cafetero para confeccionar camisas. Esta cadena productiva se rompió. Adicionalmente, Han resultado beneficiadas. compañías multinacionales en materia tributaria y arancelaria. Hace más de 10 años que se desmontó el impuesto a las remesas del 7%, donde de cada US$100 dólares que las empresas sacaban del país por rentabilidad debían dejar US$7. Además, en la actualidad hay 68 empresas con contratos de estabilidad jurídica, es decir, están blindadas ante cualquier impacto tributario por 20 años.
Todas estas políticas económicas han afectado las cuentas externas (exportaciones/importaciones). Al revisar el total de los últimos 15 años, el resultado es desalentador. Entre el año 2000 y el 2015 ingresaron a Colombia por inversión extranjera más de US$130.000 millones de dólares, sin embargo, la rentabilidad de estos recursos generó que del país salieran durante el mismo periodo más de US$150.000 millones. Esta es la raíz del actual déficit comercial que tiene Colombia, que a su vez ha contribuido al déficit fiscal, ya que el país se ha tenido que endeudar para cumplir en su frente comercial.
¿Es Buena o Mala la Apertura?
La inversión extranjera directa y la integración con otras economías es importante para el desarrollo de un país, no obstante, estas políticas se deben complementar con estabilidad jurídica y tributaria, así como transparencia en los gobiernos. Es por esta razón que es posible encontrar países en donde la apertura ha significado crecimiento económico, como Japón, Corea del Sur (siglo XX) e Indonesia, mientas que, en países como México y Colombia, el panorama no ha sido favorable.
Antes de querer integrarse y crear lazos comerciales con otros países, los gobiernos deben concentrarse en la sostenibilidad y el desarrollo nacional. En el caso de Colombia, la gran paradoja es querer integrarse con otros países cuando todas sus regiones estas desintegradas por falta de vías y logística que conecten el centro con las zonas costeras y los puertos.
Ricardo Gómez LondoñoIngeniero FinancieroRicardo-2025@hotmail.com

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