En algunos países se ha puesto en duda la importancia del poder ejecutivo, sobre todo respecto a garantizar la estabilidad económica de un país. La fragilidad económica y social en naciones latinoamericanas y africanas se ha relacionado con la inestabilidad de sus sistemas de gobierno. Bélgica logró reducir sus tasas de paro y crecer en mayor medida que la media europea durante 2010 y 2011 a pesar de no tener un gobierno. Camboya estuvo 353 días sin gobierno y creció a tasas significativamente superiores a los países de su región. Irlanda del Norte ha sido el país que ha permanecido más días sin gobierno y esto casi pone en peligro su Acuerdo de Paz.
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La debilidad de los sistemas gubernamentales normalmente es considerada como una de las características de los “Estados fallidos”. Desde este punto de vista, los sistemas de gobierno latinoamericano han sido observados como unos de los más frágiles (¿Qué está Pasando con la Gobernabilidad en Latinoamérica?), ya que han presentado constantes caídas en sus regímenes presidenciales y parlamentarios, que también han conllevado a dificultades sociales y económicas, el caso más reciente en la región fue el de Perú que tuvo 3 presidentes en 2020. La situación económica y social es peor para pueblos que ni siquiera tienen un Estado como los kurdos y países como Somalia, en el que no existió gobierno entre 1991 y 2000 y ha vivido en medio de una fuerte crisis humanitaria.
En Europa los regímenes gubernamentales también han tambaleado, Alemania, una de sus economías más estables permaneció varios meses sin lograr una coalición de gobierno entre finales de 2017 y principios de 2018, durante este último año su PIB creció cerca de un 1.5%, pero su ritmo decayó siendo la tasa más baja desde la recesión del 2013. Asimismo, a principios de 2020 católicos y protestantes de Irlanda del Norte pusieron fin a la parálisis política en la que estaba sumida esta provincia de Reino Unido desde 2017, y que la convirtió en la democracia con más días sin gobierno, la crisis política fue grave al punto de poner en riesgo el Acuerdo de Paz que había dirimido un conflicto de más de medio siglo.
Sin embargo, han existido ocasiones en las que se ha fortalecido la economía de países que no contaban con un poder ejecutivo, como sucedió con Camboya y Bélgica. En el caso del primero, estuvo 353 días sin gobierno, entre 2003 y 2004, y aun así siguió creciendo en una tasa mayor que la mundial y continúo con el boom exportador que había comenzado en el 1998. Bélgica, por su parte, tiene una larga tradición de periodos sin la presencia de un gobierno, en 1988 permaneció así durante 150 días, entre 2007 y 2008 la situación se repitió por casi 10 meses, entre 2010 y 2011 fueron 541 días y entre 2018 y 2020 tardó 650 días en restablecer su gobierno federal; pero particularmente entre 2010 y 2011 asombró porque consiguió reducir sus tasas de desempleo y tuvo un crecimiento de 2%, superior al de la región.
Estos casos de éxito no se deben exclusivamente a la ausencia de un poder ejecutivo (Capítulo 2 – 7 Efectos Poscovid que Veremos en 2021: Desglobalización, Envejecimiento y Crisis Democracia (Video y Podcast)). En Camboya se establecieron dos factores fundamentales para su mejoría económica a pesar de su crisis política, lo primero fue el punto del ciclo económico en el que se encontraba, ya que es normal que los países en desarrollo crezcan a niveles acelerados en sus primeros ciclos de expansión. Como segundo factor, el país se encontraba en medio de un proceso de apertura económica que favoreció la entrada de capitales extranjeros.
En Bélgica, por su parte, existió entre 2010 y 2011 un gabinete en funciones encargado de tomar las medidas urgentes y dar continuidad a las políticas del gobierno anterior, al ser un régimen federal, la administración recayó en los gobiernos locales, lo que permitió que la estructura del Estado siguiera funcionando. Además, el economista belga, Paul De Grauwe, señaló que su país evitó, por no tener poder ejecutivo, el régimen de ajustes y reformas impuestos a los países de la zona euro para subsanar la crisis que habrían perjudicado su rendimiento económico.
De este modo, es evidente que la situación positiva de estos países a pesar de haberse encontrado sin un poder ejecutivo estable no puede ser interpretada como una respuesta a la pregunta de si los políticos y gobiernos son necesarios.
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