Gracias a la globalización, China se convirtió en la fábrica de textil de todos los continentes, incluso de Latinoamérica. Ante dificultades de logística internacional causadas por la pandemia, luego de dos años, Brasil y Colombia han logrado posicionarse como fabricantes locales por excelencia, sumándose a países de Centroamérica como El Salvador y Guatemala.
En la actualidad, la capacidad de confección con la que cuenta Latinoamérica podría cubrir el 8% del total de la demanda textil de Estados Unidos.
Como beneficio de los tratados de libre comercio y la construcción de buenas relaciones entre los países de la región Andina y Suramérica, los intercambios comerciales han incrementado a doble dígito. Se evidenció un aumento del 30% en las exportaciones de calzado e insumos desde Brasil. Por su parte, en Colombia se ha observado un aumento del 25% en las exportaciones textiles, mientras que los países latinos han visto un alza del 36% en la demanda internacional.
Se prevé que el abastecimiento de insumos y textiles para la región aumentará en un 40%, aproximadamente.