Según el Fondo Monetario Internacional, en la actualidad, la economía global está experimentando una desaceleración generalizada que tiene como principal agravante las altas tasas inflacionarias que, según se registra, han sido las mayores en décadas, y se espera que al cierre de 2022 la inflación global alcance el 8,8%. En este sentido, el FMI ha sido firme en cuanto a su recomendación de mantener y endurecer la política monetaria de los países, con la finalidad de reestablecer la estabilidad de los precios.
El informe hace énfasis en que serán las economías emergentes las que apalancarán el crecimiento mundial en el 2023, pues, las economías avanzadas tienen una proyección de crecimiento del PIB de 1,6% y las economías emergentes de 2,6% en promedio.
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Las proyecciones del FMI evidencian que la dinámica económica de América Latina ha estado dominada por dos shocks importantes, en primer lugar, la pandemia del COVID-19 y, en segundo lugar, la invasión por parte de Rusia a Ucrania, con este último acontecimiento se agravaron las condiciones financieras, que ahora, tienen gran incidencia en el desarrollo de las economías de la región. Pues, según el reporte de perspectivas económicas para América Latina y el Caribe, “La recuperación tras la pandemia prosiguió de manera firme a finales de 2021 y comienzos de 2022 dado que la movilidad en general retornó a los niveles previos a la pandemia, gracias a las altas tasas de vacunación y a nuevas variantes de la COVID 19 poco severas. Esto permitió una pujante reapertura de los sectores de contacto intensivo y que los sectores de servicios cerraran la brecha con respecto al sector manufacturero, en medio de un vigoroso repunte del consumo privado y las exportaciones, así como de una firme recuperación del empleo.”
Sin embargo, en la actualidad, los principales riesgos que se presentan consisten en el malestar social en la región y la caída en los precios de las materias primas. Ya que, debido a que la tasa inflacionaria no cede, las economías siguen operando a su nivel potencial, por lo que la principal recomendación del Fondo se basa en evitar una flexibilización de la política monetaria de manera prematura, con la finalidad de reducir la incertidumbre y mantener las expectativas inflacionarias ancladas. Además, sugieren que es fundamental el apoyo fiscal, especialmente a los grupos más vulnerables, de manera que, se protejan los objetivos sociales.