En general, los países son ricos en recursos, pero pobres en su direccionamiento. Lo anterior, se puede evidenciar en la administración de su riqueza pública, la cual disminuye, mientras que la privada se incrementa. El mal manejo de la riqueza por parte de los gobiernos pone en riesgo de quiebra a los países, al estar incapacitándolos para pagar sus deudas. Y ahí es donde interviene normalmente el sector privado, tratando de solucionar los problemas generados desde el sector público.
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