Con los diferentes problemas y quejas que hay a nivel internacional por el impacto que los insecticidas y plaguicidas tienen sobre el medio ambiente, la salud de las personas y la seguridad alimentaria, los prototipos físicos para el control de insectos y plagas toman impulso. En este sentido, Polonia se ha considerado como uno de los países pioneros en este proceso, de la mano de la empresa de bio-tecnología ICB Pharma, cofundada por el nieto del químico polaco y nominado al Premio Nobel, Wojciech Swiętosławski.
ICB Pharma, se ha especializado en los sistemas de micro encapsulación de doble pared, una innovación en el control de plagas. Entre estos sobresale el Siltac, un aparato que crea una red polimérica tridimensional alrededor de los insectos, bloqueando sus funciones corporales, hasta eliminarlos, el producto salió hace tres años y ataca algunas especies como áfidos, ácaros, moscas blancas y psílidos. Otro producto destacado son los polinizadores, un sistema que atrae las abejas, mejorando así la reproducción en los cultivos, y las trampas Drosinal, que atacan la drosófila de alas manchadas, destructoras de cultivos de berries y cerezas.
Estos instrumentos son insecticidas físicos, que no tienen ningún ingrediente activo de plaguicidas químicos y por lo tanto no genera residuos, además, no generan adaptación de las plagas a un tipo específico de pesticida, lo que a largo plazo duplica el cuidado ambiental. Ya cultivos de Estados Unidos, Centroamérica, los países árabes, y recientemente África, utilizan algunos de estos dispositivos.
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