La industria agroquímica que constantemente se dedica al mejoramiento de los fungicidas, pesticidas, herbicidas y plaguicidas, también trabaja en el desarrollo de semillas fortificadas y resistentes a los cambios climáticos. El turno llegó esta vez para el fríjol, que llega con tres nuevas variedades, dos con mejoras en los contenidos de hierro y zinc y una con mayor tolerancia a la sequía.
Las nuevas semillas fueron presentadas por el Centro Internacional de Agricultura, Ciat, que contó con el apoyo del Programa Global de Investigación en Agricultura para la Nutrición y la Salud del Consorcio Cgiar, Fenalce, Fidar y fondos del HarvestPlus-LAC, esta último reconocido por sus investigaciones en biofortificación.
El proyecto contó con una duración de dos años y permitió desarrollar las variedades BIO-101 que lleva un contenido mayor al 60% en hierro y la BIO-107 con un 50% en zinc, valores muy superiores a las variedades tradicionales que actualmente se cultivan en el país. De igual forma se presentó la variedad SAB-618 que tiene mayor fortaleza a las épocas de sequía, eliminando en parte el efecto de los cambios climáticos y la estacionalidad de dichos cultivos.
El desarrollo de este tipo de semillas permite a los agricultores ser competitivos y le da un pequeño impulso al sector agrícola. Mientras tanto, se espera que los productores nacionales hagan uso de la semilla, como también la inserción en otros mercados fuera del país.
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