Hace unos días, los habitantes de la Mesa de los Santos, municipio de Santander, a través de carteles mostraban su inconformismo por el mal olor en el aire derivado de los galpones que se ubican en los alrededores. Al respecto las autoridades de control, parece que no prestaron la mayor atención y ahora el tema escala a niveles de riesgo en la salubridad de la comunidad.
Son cerca de 500 familias las que argumentan, que de los malos olores se pasó a la aparición de enfermedades virales y sarpullidos que han afectado a varios menores de edad de la localidad. Los perjudicados afirman que los olores fétidos atraen a las moscas, las que a su vez diseminan enfermedades. Al mismo tiempo, acusan a los productores avícolas, específicamente a uno de índole privada, de la contaminación de algunas fuentes hídricas, afectando a los seres vivos que la consumen o tienen contacto con ella. Hasta el momento, las denuncias de los afectados han llegado a la Secretaría de Salud del municipio e incluso han enviado informes a nivel departamental, donde han dejado ver que no desean que la empresa salga de la región, porque es una gran generadora de empleo, pero sí que cumpla con los planes de cuidado ambiental relacionado al manejo de residuos avícolas, de tal forma que no afecte a la comunidad del entorno.