La influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) ha generado un impacto recurrente y significativo en el sector avícola a nivel mundial durante los últimos cuatro años. A pesar de la persistencia de estos brotes, los patrones de exportación de carne de aves han logrado mantenerse resilientes.
Según el portal Imagen Agropecuaria, en un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la producción global de huevos de gallina alcanzó los 91 millones de toneladas en 2023, con China contribuyendo con el 38,0% del total, seguida por India y Estados Unidos. El principal impacto de la IAAP se ha sentido en el sector de gallinas ponedoras, debido a su ciclo de producción más prolongado en comparación con el de los pollos de engorde.
Desde 2022, la IAAP ha afectado a más de 173 millones de aves solamente en Estados Unidos, lo que ha generado costos superiores a los 1.400 millones de dólares en gestión de brotes y compensación a los productores hasta finales de 2024. Los brotes registrados a partir de 2020 han mostrado un patrón más persistente y una mayor propagación geográfica, resultando en impactos económicos de mayor magnitud a nivel global.
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