Colombia es uno de los países destacados a nivel mundial en la eficiencia de la producción de la caña de azúcar, ubicándose entre los primeros cuatro del mundo y siendo la región del Valle del Cauca la más representativa con el 80% del total de la producción nacional y el 50% de toda la producción departamental. Sin embargo, las prácticas sobre el desarrollo del cultivo dejan en veremos el sostenimiento del sector y su compromiso con la conservación del medio ambiente.
Las críticas sobre el tema son múltiples, por un lado, el apoderamiento de las tierras por parte del gremio azucarero ha eliminado la variedad productiva que antes se evidenciaba en la región, el clima adecuado para el monocultivo durante todo el año de esta línea, es uno de los explicativos, situación que ha afectado a la población de la región que a su alrededor solo ven cerca de 225.000 hectáreas de caña plantadas. Ya ni espacio hay para expandir los cultivos de la misma industria.
Otro problema, coherente con el caso anterior, es la deforestación. Factor que nace de la necesidad de tener un mayor espacio destinado al cultivo y a la falta de control estatal. Finalmente, llega el uso de químicos, que ante la insistencia del monocultivo se ha hecho perjudicial, dado que los herbicidas químicos como el glifosato han acabado prácticamente con toda la flora local.