En el transcurso del 2022, el mercado de carbón y coque experimentó una turbulencia sin precedentes, marcada por la invasión de Rusia en Ucrania, la cual tuvo un impacto significativo en todos los sectores energéticos. Los precios de estos minerales, así como los hidrocarburos, alcanzaron niveles históricos, generando cambios notorios en las cotizaciones, según Portafolio.
Durante septiembre de 2022, el carbón térmico alcanzó su punto máximo con negociaciones que superaron los US$400 por tonelada, consecuencia directa de la inestabilidad geopolítica. Sin embargo, en la actualidad, presenciamos un giro en la situación. El precio del carbón térmico ha disminuido considerablemente, rondando ahora los US$127,5 por tonelada, reflejando la situación económica global y una menor demanda derivada de la desaceleración en la actividad económica.
Esta disminución en los precios del carbón no sólo tiene implicaciones para los productores y comerciantes, sino que también se espera que tenga un impacto en diversos aspectos económicos a nivel nacional. Se anticipa que la reducción en los ingresos provenientes de las exportaciones de carbón afectará la entrada de divisas a la economía. Además, se proyecta una disminución en el pago de impuestos relacionados con la industria del carbón, así como en las regalías que, durante el auge de los precios en 2022, alcanzarán niveles récord. Esta nueva dinámica del mercado no sólo representa un desafío para los actores de la industria del carbón, sino que también plantea interrogantes sobre la estabilidad económica a largo plazo.
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