La participación laboral de las mujeres enfrenta múltiples desafíos debido a barreras económicas, sociales, culturales y legales. Estas barreras impiden que las mujeres alcancen mejoras en su calidad de vida y las exponen al desempleo y la pobreza. La subutilización de una gran parte de la población afecta negativamente el desarrollo económico y social de los países.
Situación Actual
Pobreza y Desigualdad de Género
Según datos de la ONU, el 70% de las personas pobres en el mundo son mujeres. Después de la pandemia, hubo un aumento del 9,1% en el número de mujeres y niñas en pobreza extrema. En Colombia, el Índice de Feminización de la Pobreza reveló que por cada 100 hombres viviendo en hogares pobres hay 114 mujeres en la misma situación. El Departamento Nacional de Prosperidad Social (DNP) atribuye esta disparidad a las brechas de género en el mercado laboral.
Desigualdades Laborales
A pesar de una mayor participación laboral, las mujeres enfrentan desigualdades significativas, incluso en países desarrollados. Estas incluyen brechas salariales, jornadas más largas, menores oportunidades de crecimiento (techos de cristal), y mayor vulnerabilidad a la violencia y el acoso laboral. Además, el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado es asumido mayoritariamente por mujeres, limitando su acceso a otros ámbitos de participación social, educativa, política y laboral.
Trabajo Doméstico No Remunerado
En 2020, el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado representó el 20% del PIB colombiano. Si estas actividades se hubieran pagado, habrían superado sectores como el comercio, administración e industria. Las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres a estas labores, y el 47% de las cuidadoras tienen bajo acceso al mercado laboral.
Participación en la Fuerza Laboral
A comienzos de 2022, por cada 100 hombres en la fuerza de trabajo, había solo 73 mujeres. Además, había 120 mujeres desempleadas por cada 100 hombres en la misma situación. Las mujeres con empleo enfrentan brechas salariales significativas: en 2020, por cada $100 pesos recibidos por un hombre, las mujeres percibieron $5,8 menos. Aunque hubo una reducción en la brecha salarial de género entre 2019 y 2020, esto se debe en parte a la pérdida de empleos de mujeres en posiciones con mayores brechas salariales durante la pandemia.
Educación y Brechas de Género
Aunque la proporción de mujeres graduadas en educación superior es mayor que la de hombres, las brechas salariales y las limitaciones al acceso a cargos administrativos persisten. Las mujeres tienden a concentrarse en sectores como economía, administración y ciencias sociales, mientras que pocas estudian ingenierías, carreras militares, música o deportes. Además, tienen menor acceso a campos avanzados de investigación.
Informalidad y Emprendimiento
La alta participación de mujeres en sectores de servicios contribuye a su inestabilidad e informalidad laboral. Según el DNP, la informalidad en las mujeres alcanza el 77% en comercio y hoteles y el 46% en servicios. Aunque la creación de emprendimientos es similar entre hombres y mujeres, las mujeres enfrentan mayores dificultades para sostenerlos en el tiempo y tienden a tener equipos de trabajo más reducidos o a ser autoempleo.
Conclusión
El lento avance en la generación de empleos formales y de calidad para las mujeres, su amplia participación en actividades no remuneradas, y su mayor vulnerabilidad a la informalidad y las brechas salariales limitan el despliegue de sus capacidades productivas. A pesar de tener mayor acceso a la educación profesional que los hombres, estas desigualdades restringen el desarrollo económico del país.
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