La geografía colombiana es compleja, con dos valles principales formados por los ríos Magdalena y Cauca y tres cadenas montañosas que de forma imponente terminan dividiendo el país y si bien facilita acciones como la diversificación de cultivos debido a las diferentes pisos térmicos que genera, también dificulta otras, como es el caso del transporte, ante la obstaculización en el construcción de las vías. Para enfrentar esta dificultad y mejorar los tiempos y costos asociados aparecen los túneles viales; una estrategia que se pone de moda y más cuando el presidente de la república tiene por política central, incrementar la competitividad del país y para ello ha dispuesto la mejora y el acondicionamiento de la infraestructura de transporte.
En ese orden de ideas Colombia ha crecido, aunque no a la velocidad que lo ha hecho la ingeniería, aun así, según la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, el país hoy cuenta con 100 túneles y pronto alcanzará los 145, lo cual le agregaría 48 kilómetros a la red ya existente. Parece poco, pero realmente es un gran avance si se tiene presente el número de ondulaciones que presenta la geografía nacional. Sobre la construcción, dos instituciones han llevado la delantera: la ANI y el Instituto Nacional de Vías, Invías. La primera ha realizado 58 proyectos que corresponden a cerca de 45 kilómetros de vía. Invías, mientras tanto, ha desarrollado 39 proyectos.
De esta forma, queda claro que se ha ganado terreno, pero también quedan dudas sobre aspectos tan sencillos como la seriedad de los contratistas, la responsabilidad sobre los riesgos asociados, el uso eficiente de los recursos asignados, entre otros, factores que pueden estar directamente relacionados con el icónico precedente en términos de corrupción.