El mercado de lujo colombiano está viviendo una nueva etapa. La aparición de nuevas tiendas y distribuidores son los síntomas de ello.
Después de que el Departamento de Tesoro de Estados Unidos incluyera en la Lista Clinton, la lista negra de empresas y personas vinculadas de tener relaciones con dineros provenientes del narcotráfico, a varios de los integrantes accionarios del grupo dueño de La Riviera, en el país se comenzó con un efecto domino que a raíz del cierre de créditos y la caída en el despacho de mercancías por parte de bancos y casas de cosméticos. De esta manera La Riviera pasó a vender solo el inventario acumulado durante el segundo semestre del año pasado, siendo este el distribuidor de cerca del 90% de las marcas de lujo en el país.
Este hecho ha provocado la entrada de nuevos agentes al mercado para casas cosméticas internacionales, que lo ven atractivo, de manera que han provocado una reacomodación general en el sector. En materia de producción L’Oréal, Estée Lauder y Puig son algunas de las compañías que han venido fortaleciendo sus operaciones comerciales en el país, de esta manera Estée comenzó a operar directamente en Colombia durante el 2016. En el campo de la distribución marcas como Distributé han arribado al país, en cabeza del francés Gregoire Martinon, junto con Panabel y Beauty Brands.
Y no solo eso, en materia de cadenas de comercialización también se han visto nuevos nombres, dado el cierre de cerca de 100 tiendas de La Riviera, entre ellos Escentia, Blind y Blush Bar.
Todo indica a que el sector se dinamice, con una mayor oferta y competencia, que a su vez impacte el empleo y haga que la vanidad comience a consolidar frutos en materia económica.
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