La industria del cuero a pesar de los diversos problemas que ha venido presentando en materia de regulación, impuestos, contrabando y pérdidas de mercado, como sucedió con Venezuela, logró sacar un buen 2016, presentando un incremento del 3,6%, un valor a resaltar teniendo en cuenta lo complejo del año que cerró, esto ha generado buenas expectativas en el sector para el año en curso.
Por ejemplo, en el departamento del Quindío, según la curtiembre Nember, la industria del cuero es uno de los pilares económicos. Sin embargo, rescata que con el cierre de la frontera Colombo – Venezolana en 2015 y la falta de estabilidad comercial con el país vecino, se presentó un freno al buen momento que se vivía y que hoy se encuentra en recuperación gracias a la expansión de nuevos mercados en ciudades como Bogotá, Bucaramanga y Cali donde están las empresas de calzado que de forma indirecta exportan el producto.
Aun con este redireccionamiento de la industria, una de las preocupaciones del sector es el contrabando, que le genera una caída en la participación del mercado cercana al 50%, dado que gran parte de los productos que llegan al país tienen precios inferiores a los del mercado, con precios hasta por debajo de un dólar, franja donde competir se hace imposible.
Tratando de combatir este problema, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, la Dian, la Polfa y la Superintendencia de Industria y Comercio, lideran las más conocidas “Brigadas por la Legalidad”, estrategia para eliminar el contrabando y otras malas prácticas comerciales, y de paso formalizar el sector de modo que tome provecho de aspectos como el acceso a créditos. La cuestión es que a medida que los empresarios y el gobierno se transforman, los delincuentes también y ahora toma partida por el cuero de otras especias como es el caso de los burros, una práctica que se ha vuelto común en la zona norte del país y que de alguna manera reduce el nicho de mercado.