Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la demanda de energía en la región latinoamericana, proyectada para 2040, será 80% más alta que la actual. Dado esto, y ante la actual problemática energética que experimenta el país, es fundamental redireccionar y diversificar el portafolio de generación eléctrica que se posee en el momento, decisión que empresas protagonistas del mercado energético colombiano ya han adoptado.
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Autor: Ali Farid
Actualmente, Colombia se enfrenta ante una de las peores crisis energéticas de su historia (Coyuntura Energética de Colombia: Una Situación de Múltiples Causales), la cual tiene al país al borde de un racionamiento. Los diferentes factores climáticos han diezmado la generación y demanda eléctrica nacional, la cual, según empresarios del sector, el 70% está siendo respaldada por las hidroeléctricas en un 70%, por combustibles líquidos en un 10%, gas en un 12% y el 8% restante por carbón. El nivel de los embalses no presagia buenos momentos y, a pesar de que según el IDEAM el fenómeno de El Niño está cerca a su fin, las dudas sobre la seguridad de oferta del sector se han acrecentado ampliamente y generan preocupación ante fenómenos climáticos similares venideros.
Esta situación ha obligado a que empresas propias del sector replanteen sus estrategias de mercado, redireccionando sus objetivos y diversificando su portafolio de activos y servicios hacia la generación a partir de energía renovables no convencionales, especialmente solares y eólicas. Ejemplo de ello es Celsia, empresa perteneciente al Grupo Empresarial Antioqueño, que ha identificado oportunidades de inversión en energías renovables no convencionales (solares y eólicas) en Colombia, Panamá y Costa Rica, las cuales, según ellos, contribuirán a su portafolio actual con la estabilidad de sus flujos y menores ciclos de inversión.
A pesar de que los datos exhibidos por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestran que hasta 2013 la energía renovable, principalmente biocombustibles, eólica y solar, representaban el 25% del total del uso de energía en la región latinoamericana, según estudios de la firma Baker & McKenzie, los contratos de compra de energía y generación de energías renovables a nivel mundial incrementaron en un 18% en lo corrido de 2015. Adicionalmente, se encontró que la región latinoamericana presenta gran potencial de inversión en energías renovables y de sostenibilidad ambiental, siendo Brasil, Colombia y Chile, los países que proyectan mayor crecimiento en producción de energía renovable a través de dichos modelos de contrato y pequeñas centrales de generación hidroeléctrica.
Sin embargo, según Ricardo Sierra, presidente de Celsia, el tema de seguridad en el país impide y aleja la inversión hacia la construcción de dichas centrales hidroeléctricas; por lo que la inversión más viable radica en la infraestructura para la generación de energía solar o eólica, con base a la ubicación geográfica del país, que permite desarrollar exitosamente esta actividad. Adicionalmente, los incentivos ofrecidos por instituciones nacionales e internacionales en pro de profundizar en esta práctica seducen el sector privado, pues, recientemente, el BID anunció la aprobación de un crédito por US$9,265 millones con el fin promover la inversión privada en generación eléctrica de energía renovable en zonas no interconectadas y localidades aisladas de Colombia.
Hoy en día son pocos los proyectos en el país que se tienen en pro de la generación de energía renovable no convencional. Sin embargo, el mercado y las condiciones climáticas parecen indicar que éste es el camino, y es allí donde las empresas del sector deben de innovar o se verán en apuros en un futuro no muy lejano.
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