En Colombia, el sector farmacéutico continúa siendo competido y con un destacado desempeño económico. Los mayores niveles de urbanización, la expansión de la clase media y el cambio en los perfiles de las enfermedades son algunos de los aspectos que han impulsado el consumo de medicinas. Así mismo, los esfuerzos del Estado por ampliar el acceso de la población a los servicios de salud han hecho que se dinamice el mercado farmacéutico en el país.
En el último año, esta actividad facturó cerca de 12,8 billones de pesos, de acuerdo con el Sistema de Información de Precios de Medicamentos (Sismed). EMIS, el servicio informativo sobre mercados emergentes, es mucho más reservado y estima el valor de la actividad en 9,6 billones; así mismo, prevé que el sector continuará con una senda de crecimiento que alcanzará un 25% en 2019.
De acuerdo con el ranking anual desarrollado por la compañía QuintilesIMS, las 3 compañías farmacéuticas más destacadas del país, tanto en el nivel de ventas como en la participación que poseen en el mercado, son en su respectivo orden Sanofi, Abbott y Pfizer. Mientras tanto, Biopas y Grunenthal son algunas de las que han tenido un mayor crecimiento en el país.
Sin embargo, a pesar del buen desempeño del sector, algunos problemas se suscriben en el marco de la comercialización de medicamentos y dificultan la operación de algunas compañías.
En Colombia de cada diez medicamentos comercializados cuatro son falsos, razón por la cual se ubica entre los primeros diez países de la región donde se comercializa este tipo de medicamentos. El 20% de esta mercancía llega a los principales centros urbanos del país por medio del contrabando abierto (camuflado en el flujo normal de transporte), mientras que el 80% restante lo hace mediante contrabando técnico (manipulando documentos aduaneros), según lo reportado por la Policía Fiscal y Aduanera.
En materia de regulación y control, la fijación de precios de medicamentos es uno de los hechos más debatidos y que ha generado mayor inestabilidad a los productores en los últimos meses. Desde el Ministerio de Salud se ha venido impulsando una reducción de precios que alivie el gasto del sistema producto de la carga que generan los medicamentos de alto costo (esenciales en algunos tratamientos médicos hoy cubiertos por los planes de beneficio). El caso del Glivec, del Laboratorio Alemán Novartis, fue el primero en ser intervenido. El alto costo de estos fármacos está sustentado en las patentes, con la justificación por parte de las farmacéuticas de cubrir las inversiones necesarias para la investigación y desarrollo de los productos.
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